Bioética: el diálogo moral en las ciencias de la vida

ticas deshonestas. No puede hablarse de un problema de magnitud ni suponer que todo el sistema de las ciencias y profesiones sea susceptible de corrupción. La observación tiene que ver solamente con el hecho de que la publica– ción y su forma degradada, la publicidad, son constituti– vas de la ciencia contemporánea, a tal punto que podría describírsela como un perfectísimo sistema de comunica– ción, que critica antes de la publicación (el sistema de re– visión por pares de las revistas acreditadas), castiga la fal– sía, premia la prioridad y la cantidad ("publish or perish" reza el conocido aforismo de las universidades estadouni– denses) y cautela la difusión. Estas consideraciones son relevantes al considerar el lugar que podría ocupar la práctica del diálogo en comi– siones para el planteamiento y resolución de cuestiones éticas que afecten decisiones técnicas. Las personas que allí participan no solamente aportan divergencias mora– les o modos de sentir dictados por sus papeles sociales (por ejemplo, ser "paciente", "pariente de enfermo", "pa– dre", "madre", "profesional experto" y otros). También traen consigo las percepciones inducidas por las formas públicas del conocimiento, desde el dato hasta la noticia y la información, tamizadas por el "medio" y dotadas de grados variables de confiabilidad. La pura discusión en abstracto de "posturas éticas" hace olvidar que a veces las personas, incluso las personas ilustradas, basan sus juicios en datos que no pueden verificar, en apreciacio– nes impuestas o heredadas y en infundados prejuicios. Bacon hablaba de los "ídolos" que enturbian el recto uso de la razón para referirse a la influencia de los precon– ceptos, las ideas recibidas sin crítica y las creencias por intuición. 44

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