Bioética: el diálogo moral en las ciencias de la vida
que intervienen como 11 sujetos" de una investigación, a los que son "terapeutas" o "investigadores" ya los que sim– plemente observan. La noción de un "ser humano" uni– versal ha sido severamente objetada por quienes piensan que todas las historias se escriben con un punto de vista. Éste condena a ciertos saberes a la marginalidad de lo pro– hibido y, cuando se impone, toma el carácter de doctrina hegemónica. En esta perspectiva, cualquier sistema de cuidado de la salud y todas las disciplinas, así parezcan remotas o abstractas, se rige por una idea modélica de sus "sujetos de discurso", es decir, de quienes desempeñan papeles sociales. Por ello, y a modo de sencillo ejemplo, hay que destacar la psicosomática alemana. A diferencia de otras tradiciones en que primó la "neutralidad" de la ciencia empírica, en las versiones de la llamada Escuela de Heidelberg hubo expresa mención de los "radicales antropológicos" de la práctica, entre los cuales los valores, las creencias y las metas últimas siempre tienen lugar. La simple yuxtaposición de los discursos -el "técnico" junto al "personal" y al "social"- no basta para generar la inte– gridad de lo humano, que en rigor precede a todo discur– so. Otros antecedentes Datar con precisión los orígenes de una disciplina es a me– nudo imposible. Los cultores suelen reconocer algún "pio– nero" o alguna "anticipación" con el fin de destacar sus propias contribuciones e insertarse en la dignidad de una tradición. Podría indicarse como un antecedente adicio– nal, menos público que los 11 casos" detonantes, la incapa- 26
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