Bioética: el diálogo moral en las ciencias de la vida
el fin de incrementar el conocimiento útil para la humani– dad. El caso Tuskegee debe considerarse un ejemplo. Ha habido muchos otros semejantes. Se trata, por una parte, de la necesidad de saber en beneficio de la humanidad. Por otra, del respeto a las decisiones de las personas sobre sus cuerpos. En tercer lugar, se trata de los límites que pueden imponerse a los estudios que suponen riesgos para los sujetos. La reflexión teológica Menos espectacular que los"casos" mencionados, pero no menos importante para el nacimiento de la bioética, fue un movimiento de reflexión que en muchas partes del mundo se abocó a estudiar la medicina y sus prácticas. Especialmente valiosos en el contexto estadounidense fue– ron Joseph Fletcher y Paul Ramsey, quienes escribieron li– bros de persistente influencia. Los temas eran perennes, pero los planteamientos llevaban el signo de los tiempos. Era necesario refrescar la tradición filosófica con un ade– cuado conocimiento de las potencialidades técnicas de la medicina contemporánea. Fueron teólogos morales los que llamaron la atención hacia tres hechos, especialmente evidentes en la medicina estadounidense pero no limitados a ella. Primero, la in– fluencia de la educación científica sobre los estudiantes de medicina (datable, en ese país, desde la publicación del famoso Informe Flexner, antes de la Primera Guerra Mun– dial), que incrementó la capacidad técnica de los médicos más que su preocupación por las dimensiones morales de la tarea clínica. En segundo término, el "lugar" privilegia- 23
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