Bioética: el diálogo moral en las ciencias de la vida
CAPíTULO 2 Antecedentes El comité de Seattle La preocupación que traduce el término existía natural– mente antes de 1971. Un artículo de la revista Life de no– viembre de 1962 narraba la historia del primer comité que tuvo la responsabilidad de decidir quién podía acceder a un tratamiento entonces novedoso: la hemodiálisis. Cuando se produce una falla irreparable del riñón, éste no puede depurar la sangre de substancias residuales. El estado final se conoce como insuficiencia renal crónica y es irreversible. La única forma de mantener con vida a las personas afectadas por esta condición, que reconoce mu– chas causas, es suplir la función renal o injertar un nuevo órgano. Para lo primero puede emplearse diversos méto– dos. Hacia 1961, el doctor Scribner había logrado un im– portante avance técnico al inventar una cánula que permi– tía la conexión de las personas a una máquina que remplaza al riñón en su función depuradora. El procedimiento que realiza el riñón artificial es la hemodiálisis. Como ocurre con todo avance técnico que promete salvar vidas, la demanda pronto superó la capacidad de atenderla. Los médicos se veían ante la delicada responsa– bilidad de decidir quién se salvaba y quién moría. Es una decisión difícil, especialmente cuando existe la certidum– bre de un tratamiento eficaz. Cuando éste no existe, los 16
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