Proposiciones para una teoría de la medicina

organización sanitaria (o de cuidado de la salud). La forma de conceptualizar estos aspectos ha sido típicamente aditiva en la tradicional concepción biomédica. En ésta, los determinantes son reducidos a la capacidad de respuesta de la organización de salud, la cual nomina y define las necesidades en términos de demanda. Algunas contradicciones de este enfoque son exami– nadas. Por ejemplo, el sistema, al definir como enfermedades muchas condiciones tales como elevado colesterol o hiperten– sión asintomática, genera un efecto de labelling, esto es, perso– nas que hasta esa definición se sentían sanas, pasan a ser enfermas o a sentirse tales. El sistema responde con acciones apropiadas en sus términos, ignorando otras formas que pueden adoptar los condicionantes. Así, por ejemplo, el bienestar de las personas, si bien relacionado con acciones de cuidado de la salud, no se reduce a ellas. Está además influido por dinamis– mos propios del grupo social y sus teorías implícitas y también por condicionantes de clase social. HACIA UN BUEN MODELO PARA LA MEDICINA Un modelo, en lugar de simbolizar un contenido, realiza una estructura. Esta afirmación de Michel Serres, citada por Pagés Larraya (Pagés Larraya, 1990, p. 10), nos orienta hacia lo que debemos construir. No una suma de objetos o contenidos, sino una malla o patrón para acomodar percepciones, descubrimien– tos e intuiciones. O más bien, sugerencias para un patrón de percepciones y experiencias posibles. De esa manera se puede acomodar, en una visión policéntrica, los dispares y antitéticos discursos que contiene la medicina como función social. En el límite, un "buen;' modelo es la realización de una "sana" estruc– tura social. Quizá si entonces se podrá decir que medicina equivale a salud. 78

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