Proposiciones para una teoría de la medicina
coautora, en otros recibe aumentos de salario si los nuevos proyectos son aprobados. La estratificación del sistema impide que ella pueda aspirar a suplantar a alguno de los jefes. Por otra parte, los delfines del laboratorio compiten entre sÍ. Las historias del doctor R y el profesor J brindan una simple muestra de la diversidad que existe dentro de lo que conocemos como el "establishment" biomédico. Con ser diversos su origen, situación, aspiraciones, comparten no obstante una inconmovi– ble lealtad hacia el sistema iatrotécnico. Más allá de sus espera– bles divergencias políticas (el profesor J ,como cabría esperar, es un liberal que vota por los demócratas sólo porque no hay otras opciones hacia ese lado del espectro), ambos están de acuerdo en condenar cualquier intento de socavar su prestigio, ingreso económico o poder. Sus vocaciones, indudables, pasan por el alivio de la humanidad sufriente, mas no se puede decir que pasen todo el día pensando en ella. De hecho, sus vidas son extremadamente alambicadas y muy distantes de lo que la gente cree que son. LA DIMENSIÓN SOCIAL DE LA MEDICINA Parecerá extraño que incluyamos viñetas sobre el ejercicio pro– fesional, cuando las ciencias fundacionales de la medicina son objetivas, neutrales y sólidas. Sucede, sin embargo, que el sistema médico no es un sistema aislado y suele reflejar las divisiones y contradicciones de la sociedad que lo contiene. Uno de los puntos que necesitamos explorar se refiere a la influencia de la composición social de la profesión sobre las ideas "científicas" que sustenta. Cuando afirmamos que las objetiva– ciones son construcciones sociales, queremos decir que sus modos de producción están indisolublemente ligados a una dialéctica de legitimación comunitaria, más extendida de lo que 72
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