Proposiciones para una teoría de la medicina
apareció en televisión; o le preguntaré a mi vecino, que 'tuvo' algo parecido el año pasado". En esta situación, al quedar mi malestar innominado, no se ha cerrado el círculo. No ha resuelto la carencia ni eliminado el problema. Más bien, se han creado otros problemas. IJl'~.;;1I.:;.J10S que vuelvo a los pocos días al mismo médico premunido de los resultados de mis pruebas de laboratorio. Algunas, las he mirado, parecen estar dentro de límites norma– les, otras están elevadas (por ejemplo, alIado de la sigla VHS dice "70" y entre paréntesis "anormal"). Yo no entiendo los guarismos que porto, necesito del médico para que me los aclare. Entretanto me he ido sintiendo mejor, aunque no del todo bien. No quisiera ir aún a trabajar, aunque necesito hacer– lo. En los días de inacción mi familia parece haberse ocupado algo más de mí. Llamó, por ejemplo, la tía R, que nunca se toma la molestia de hacerlo. Me han ido a ver mis amigos. He recibido una comida especial. Naturalmente, esto no le interesa al médico; por lo demás, él debe saberlo, porque casos como el mío habrá visto muchos. Diré que estoy más o menos y él comprenderá. En la sala de espera, observo que hay personas realmente mal. El señor de enfrente, por ejemplo, tiene decididamente un color terroso muy poco prometedor. He leído que los cancerosos se ponen así. ¿Y si yo tuviera cáncer?, ¿qué haría? ¿Y si lo mío fuera, después de todo, la primera fase de una grave y mortal enfermedad? Esto se lo preguntaré al doctor; ojalá no se ría de mí. El médico está evidentemente complacido con el resultado de mis exámenes. "No tiene usted nada", dice triunfante. ¿Có– mo puedo no tener nada, si me sentía tan mal?, ¿y qué fue de su diagnóstico, de la enfermedad que parecía tener? "Pues no, que no la tiene. Aquí está la prueba; su título de anticuerpos es bajísimo. Ahora a recuperar el tiempo perdido". 52
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=