Proposiciones para una teoría de la medicina
"intérpretes" se consumieron en la construcción de la moderni– dad. Fueron, en realidad, su combustible. LAS REDUCCIONES DE LA MEDICINA COMO DISCIPLINA Y COMO PROFESIÓN No es digresión el parcial recuento hecho hasta aquí. En reali– dad, es central a la tarea de situar a la medicina en un estatuto apropiado. Como es un saber qué, un saber cómo y un saber para, no basta con declarar que debe ser científico-natural o nada, psicodinámica o nada, comprometida o nadas. Éstas son reducciones a algún aspecto: a ciencia natural, a psicología profunda, a ideología política. Es posible que tales aspectos estén contenidos en, o relacionados con, lo que llamamos medi– cina; o que ésta haya sido eso, o vaya a serlo, o pueda serlo. Ninguna de estas respuestas parciales es satisfactoria, por la simple razón de que ignora un elemento importante. Ignora el proceso de construcción de la medicina como disciplina y como profesión, que con fines analíticos disociamos de la medicina– producto que habitualmente se considera en la discusión. Nuestro examen revela que la "medicina científica" no es sino una manera de plantear su estatuto profesional, asimilándo– lo al del científico. Si ello debiera arrojar sobre la tarea del médico una aureola de pureza y objetividad, podemos olvidarlo. No se le hace ningún favor y se entorpece su comprensión. Basta leer el análisis de Bruno Latour sobre la tecnociencia para reafirmar: ésta no puede entenderse como co-lección de datos sino como se-lección de ideas. Tales ideas, nociones, construc– tos y conceptos, durante su generación se "contaminan" de intereses nada de "puros" sino muy "espurios". La tecnociencia es un poderoso instrumento de dominación que acaba dominan– do a sus promotores, en el más puro mito frankesteiniano 31
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=