Proposiciones para una teoría de la medicina
En segundo lugar, es erróneo pensar que la ciencia es consti– tuyente central de otras profesiones. Éstas reciben una "traducción" hecha por personas que pueden o no dedicarse profesionalmente a la ciencia, pero que comunican algo distinto de lo que en realidad se hace en los laboratorios. El científico profesional, aunque use los mismos conceptos (por ejemplo átomo, neutrino, positrón, bacilo de Koch, fibroblasto), en realidad los usa desde puntos de vista diferentes, y con fines distintos, cuando los comunica a otros profesionales. El inmu– nólogo que se gana la vida con los linfocitos, los ve como promotores de su carrera y fuente de recompensas, publicacio– nes y premios. Mas el médico usa tales conceptos en un contex– to diferente, con otros fines y connotaciones. Es frecuente confundir el ethos de la ciencia como profesión con el ethos de las profesiones "científicas" (aquellas que derivan su legitimi– dad de la racionalidad tecnocientífica). Empleando un símil, para el científico profesional los conceptos son teoremas; para otros profesionales, axiomas. Para el primero, febles construc– ciones; para los otros, herramientas o "cajas negras" que permi– ten operaciones. Al definir el "orden profesional" en base a sus componentes formativo y ético, dejamos fuera aspectos importantes (véase Gyarmati et al., 1984). Sin embargo, en aquellos basan la mayoría de las profesiones sus demandas de autonomía y poder. Éste está continuamente amenazado por otros grupos y por el Estado y una importante tarea de las organizaciones profesiona– les es transformarlo en autoridad. La legitimación (por ejem– plo, las licencias) proviene de la socialización educativa y del sustento ético. Las recompensas, o recursos secundarios, dan al orden pro– fesional su carácter de creador de desigualdades: entre profe– siones (en un situs) y dentro de una profesión, entre grupos y personas. Las principales recompensas pueden resumirse en tres 28
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=