Proposiciones para una teoría de la medicina
de una época determinan su pensar y las ciencias contemporá– neas, además de renunciar a brindar un panorama o espectáculo del mundo, descansan en último análisis en la dominación técnica. Es justo hablar de "tecnociencia,,2. Las certidumbres de la experiencia se convierten en preci– siones del experimento, mutación dictada por la necesidad de comunicabilidad y accesibilidad 3 . Cualquier afirmación es eva– luable en términos de su validez, de su verosimilitud y de su legitimidad. Estos aspectos a menudo se disocian. Hayafirma– ciones verosímiles que no son válidas. Se las cree, porque corroboran el sentido común, porque halagan a quien las recibe, o por otros motivos. Hay afirmaciones científicamente válidas que pueden ser inverosímiles. Para un profano, la casi totalidad de las afirmaciones de la ciencia de fronteras pertenece a esta variedad. El profano las cree por la autoridad de la ciencia, no porque tenga acceso a las fuentes de su validez. Finalmente, legitimidad tiene que ver con ortodoxia metódica. Una observa– ción "bien hecha" genera una aseveración legítima. Ésta puede ser no verosímil ni válida, pero igual constituye un "dato". A veces experimentos u observaciones realizados mediante nuevo instrumental dan lugar a afirmaciones que siendo legítimas, precisan aún pruebas ulteriores de validez para ser aceptadas. Tales pruebas suelen darse bajo la forma de "ajuste" entre el nuevo dato y el conocimiento aceptado en la disciplina 4 . Muchas afirmaciones "científicas" no poseen en igual medi– da validez, verosimilitud o legitimidad. La connotación de científicos se aplica a enunciados de muy diverso tipo comuni– cados con muy variadas intenciones. 23
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