Proposiciones para una teoría de la medicina

detenninación única y se contrae o expande según el punto de referencia del observador. Si una persona muere de infarto del miocardio, el patólogo comprobará la oclusión de una arteria coronaria y declarará que ésta es la causa. Sin embargo, la oclusión de la arteria coronaria fue precedida por años de hipertensión e hipercolesterolemia, y el clínico no dudará en declarar que estas son las causas del resultado final. Los científi– cos sociales han identificado detenninados estilos de vida en los sujetos que se enfennan de las coronarias, o bien detenninada constelación de eventos vitales y reacciones psicológicas que precedieron o acompañaron el comienzo de la dolencia. Su argumento es fuerte en ténninos estadísticos, y técnicas apro– piadas penniten hablar, también en este caso, de causa de la enfennedad. Los ya clásicos estudios de Mirsky y colaborado– res mostraron que en las personas que eventualmente desarro– llan una úlcera duodenal, se encuentran, ya desde muy tempra– no en la vida, elevados niveles séricos de pepsinógeno. Por ello, el argumento genético también podría desarrollarse en ténninos de causalidad. Hablamos de multicausalidad de la enfennedad. Pero la ecuación personal ha probado ser tan decisiva, que sumados todos los factores de riesgo, y establecidas apropiadamente las mediciones del estado final patológico, no siempre es posible establecer cadenas argumentales lineales. La enfennedad crónica, con sus caracteres de globalidad y pennanencia, nos lleva también a objetar una tajante división entre causas y consecuencias. Ya el hecho de enfennar consti– tuye una fuente de tensión, incertidumbre, angustia y otras reacciones psicológicas, que pueden en buena medida constituir causas de nuevos desarrollos, agravaciones o retrocesos en el proceso mórbido. Los pioneros de la perspectiva psicosomática fueron, en este punto, de considerable perspicacia, porque reco– nocieron que aquellas dolencias en las cuales el papel que 190

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