Proposiciones para una teoría de la medicina

ción dada por la comunidad inexperta, o mejor aún, por el saber implícito, no teórico, de las comunidades. A esta tercera dimen– sión podemos llamar sickness: "ser considerado enfermo". No habría tensión ni dificultad si las coordenadas que defi– nen illness, disease y sickness fueran siempre las mismas o coincidieran en sus términos, pero no es así. Cada episodio o estado de menoscabo puede ser ubicado en estas tres dimensio– nes simultáneamente, revelando su discrepancia y la disimilitud de sus lenguajes. La medicina contemporánea, especialmente en algunas regiones del mundo, privilegia la definición de enfermedad que se basa en una teoría explícita y no en la sensación subjetiva. No son "casos" de disease aquellos en los que no se descubren categorías relevantes ni se pone en marcha el proceso argumental de su fundamentación específica. Tam– bién dentro de la epistemología médica se dan tensiones, y la definición de enfermedad será distinta en tradiciones iatromecá– nicas, iatrodinámicas o humorales, con modelos diferentes, categorías distintas y fuentes válidas de evidencia, a menudo antagónicas. Piénsese sólo en los distintos modelos -a veces inconmensurables- que presiden la labor del psicoterapeuta y del médico. Agréguese a ello la definición social (folclórica), el influjo de la tradición y del sistema social, con sus diversos grados de tolerancia, y se obtendrá un infinito número de coordenadas, un hiperespacio de dimensiones en las que puede ubicarse cada episodio de enfermedad y, más críticamente, cada persona en alguna etapa de su vida. En ocasiones, estas tres dimensiones pueden ser coinciden– tes, debido, sobre todo, a relaciones de poder. Tanto el paciente individual como su comunidad tienden a otorgar validez a la definición profesional, basada en una teoría para ellos descono– cida, y a "medicalizarse". Sin embargo, la hegemonía de una única, exclusiva y excluyente definición de enfermedad, se ve 186

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