Proposiciones para una teoría de la medicina
buena teoría es aquella que puede ser traducida a numerosos lenguajes y formalizada de modos diversos. Que puede ser puesta en términos matemáticos y también explicarse apelando sólo a la intuición. Cuya legitimidad deriva de su poder y cuyo poder se prueba a cada instante. "Ver para prever, y prever para proveer". No creo haya necesidad de defender más el conoci– miento teórico 7 . De este modo, la patología teórica es historia y tendencia antropológica. Debe dar cuenta, englobándolos y superándolos, de los momentos transeúnte y progrediente de que habla Laín y orientar hacia la consecución de una eficacia en la acción y en la teoría, que nos permitan entender que puede haber distintos tipos de salud, distintos tipos de enfermedad, distintas concep– ciones, diferentes fundamentos. La patología teórica debe enla– zar a la medicina con otras manifestaciones de la cultura, historiar esa relación, traer a luz y examinar sus frutos, develar las obligaciones y los derechos. Fundar en suma la posibilidad de una renovación de sí misma que la medicina siempre ha tenido, pero no siempre en forma consciente. Y esto, porque la planetización del saber y sus efectos, no permite poner como meta hoy tener más ciencia y más medicina sino tener mejor ciencia y mejor medicina. Bajo ambas debemos entender cien– cia y medicina más humana, más hechas a la medida del hombre y sus necesidades. Este intento, es verdad, podría ser -y ha sido-- abordado desde la religión y desde la filosofía. Pero es perfectamente comprensible que allí donde éstas tocan el núc1eó mismo de la técnica sean incapaces de convocar suficiente atención o gene– rar sentimiento de respeto. Y es porque esta disciplina -la patología teórica- debe nacer de dentro de la medicina, ser una metamedicina; no una ética agregada, no una filosofía añadida. Dar a la medicina aquello de que ha carecido: una teoría propia. 176
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