Proposiciones para una teoría de la medicina
na. Asignamos a tal disciplina el carácter de programa perma– nente de investigación que tiene por misión plantear preguntas generales sobre la relación entre la medicina y otras disciplinas, situar en su contexto histórico e ideológico los distintos modelos de medicina, sean ellos societarios o académicos, explorar las condiciones de posibilidad para una integración entre ellos y buscar una fundamentación adecuada para los intentos de supe– rar o integrar los lenguajes parcelares utilizados por diversos especialistas. En suma, asignamos a la patología teórica la función de buscar las bases y explorar las posibilidades de una metateoría médica. Lo histórico y lo antropológico son las bases de la patología teórica. Tres momentos distingue Laín Entralgo en la es– tructura histórica de la medicina: el transeúnte, el progrediente y el invariante 5 . Caracteriza al primero la obsolescencia y la preterición del olvido y la ignorancia, o bien la pasajera identi– dad que pronto queda absorbida por la acumulación de hechos, sucesos, personas. Al segundo momento le es característica la mutua referencia de cada saber y cada hacer a todo otro saber y hacer, esto es, la interpelación inter o transdisciplinar y, por cierto, la constitu– ción de un ámbito de discurso que va cambiando en su contorno y en su contenido a tenor de la circunstancia histórica. El tercer momento, el invariante, hállase definido por la estructura inmutable, metahistórica, de lo que es la medicina en Occidente. Es este último momento el que indaga la "patología teórica" . Este término despierta la idea de que se trata de un ocioso ejercicio especulativo sin ninguna, o muy poca, importancia práctica. Lleva a confusiones, toda vez que la tradición anglo– sajona nos ha habituado a tomar como patología el estudio de las lesiones orgánicas. Si bien estas razones aconsejarían su modifi- 174
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