Proposiciones para una teoría de la medicina
(funcionamiento físico, función intelectual, retomo al trabajo, recreación, ajuste sexual, entre otras) y también evaluaciones específicas. En el terreno cardiovascular la Specific Activity Scale (Goldman et al., 1981), el Rose Chest Pain Questionnaire o la medición de severidad de la Canadian Cardiovascular Society, entre otras (véase Wenger and Furberg, 1990). Tienen el problema de que muchos aspectos de interés, aun en el mismo grupo de pacientes, varían en su importancia según el momento evolutivo o la gravedad de la condición y pueden ser diversos para el especialista y para el paciente. Por otra parte, las medi– das más globales suelen ignorar aspectos relevantes de las dolencias específicas y los modos particulares de adaptación que exige cada una. En la evaluación de la satisfacción vital es menester considerar los valores culturales, las expectativas y la condición general de las personas (véase Wenger and Furberg, 1990), en otras palabras, su ethos. Ya hemos indicado que el análisis de las intervenciones quirúrgicas en enfermedades car– diovasculares revela que su impacto benéfico es desigual en las diversas áreas en que puede descomponerse el complejo "satisfacción vital" o "calidad de vida" (Raczynski and Ober– man, 1990). Un punto frecuentemente reiterado en las discusiones críti– cas se refiere a que existe una relativa negligencia con respecto a estimular la investigación de formas de prevención, diagnóstico y tratamiento que no contemplen la sofisticación tecnológica (e.g. Bates, 1990). Aunque evidentemente la aseveración puede objetarse según el contexto, la realidad es que la dinámica del progreso técnico y el basamento teórico de la biomedicina la hacen verosímil. Como hemos observado en otro lugar, el progreso de la biomedicina, al incorporar las ciencias del com– portamiento y las humanidades (bajo la forma de bioética) se ha hecho multiaxial, pero no todavía multidimensional (Lolas, 1990a). 156
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