Proposiciones para una teoría de la medicina
pura propaganda de algo no garantiza la plausibilidad de la acción que conduce a ese algo ni, menos aún, su plena realiza– ción. Postura publicitaria, en los actos médicos, no coincide --es, más bien, antagónica- con postura comunicativa. Si bien su adecuación y propiedad dependen del contexto en que se dan los actos médicos, para aquello que es invariante en éstos --el ser praxis comunicativa- es insuficiente. NECESIDAD DE UNA AXIOGRAFÍA Podrá nuestra caracterización antagónica de lo publicitario y lo comunicativo en medicina parecer insuficientemente fundada o artificiosa, mas ella pone al descubierto la necesidad de hacer una radiografía de lo axiológico omnipresente en todo acto. Esta "axiografía" debe descubrir los principios rectores que animan todo acto y situarlos en la inmanencia de lo que persi– guen o de la cualidad que manifiestan. No consiste en la acrítica imposición de una norma que pontifique desde fuera, ignorando las relatividades y la polisemia de la praxis médica. La postura publicitaria es sólo un momento en el continuo comunicativo, que extrema los principios de manipulación y dependencia-pasividad. Toda vez que la salud no es cosa sino proceso personal, ella no puede ser objeto de propaganda. Tampoco pueden serlo los medios o productos que la preserva– rían, por la misma razón. Válida en algunos contextos, la postura publicitaria elimina aquello de responsable e individual que tiene el bien-estar, idea tanto científica como personal y social. La enfermedad es un camaleón conceptual, pues existe simultáneamente en el espacio del sentimiento individual, de la mitología social, de la ciencia empírica, del ritual. Venderla o 144
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