Proposiciones para una teoría de la medicina
publicitaria y la postura comunicativa, especialmente en el seno de la acción médica. En tanto la primera define el bien, lo hace necesario creando su carencia e impone medios únicos para acceder a él, la segunda genera un campo de opciones y de responsabilidad compartida. La postura publicitaria condena a uno de los participantes en la transacción comunicativa a una pasividad ignorante. La pos– tura comunicativa busca una esfera de compartición y de deci– siones comunes. Por cierto que no queremos insinuar que la postura publicita– ria es sólo evidente en la televisión y los medios escritos de propaganda. Se esconde, como posibilidad, en toda transacción en la que concurran estos dos elementos: manipulación y pasivi– dad. Hay algo de publicidad en ciertas formas de acto médico, casi por necesidad, pues al receptor ---o paciente- se le impo– nen normas y decisiones en cuya génesis no participa. Mas la dimensión axiológica del acto médico --como acto intrínseca– mente comunicativo y compartidor de responsabilidades si ha de ser exitoso-- supone una postura distinta. Pues de lo que se trata no es del mercado de la salud como bien sino de la eficacia de la acción conjunta, que debe ser aceptada por los partici– pantes. Esto no tiene nada que ver con una pretendida eliminación de las distintas posiciones que caben al médico y al paciente en la configuración del acto. Negarlas sería tan absurdo como preten– der que no hay más que una forma de mantenerlas. El problema de la compliance ---o acatamiento de los regímenes terapéuti– cos- es un problema de la medicina de postura publicitaria. Casi no podría serlo en una medicina rectamente comunicativa, de responsabilidad compartida. Cada uno de los participantes -"socios" ya en la comunicación- es distinto por tener distin– tos roles en el conjunto. El poder o la hegemonía profesional, 140
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