Proposiciones para una teoría de la medicina
arreglo a la cualidad y a las metas del acto y no en base a sus productos. Pues si se diría de un mecánico que es "bueno" porque produce con arreglo a una técnica un producto deseado o deseable (lege artis) , de un médico se exigiría que además, en el ejercicio de ese arte, procediera con arreglo a lo deseable "comunicativamente", esto es, en perspectiva societaria (lege societatis). Debe por ello distinguirse entre el acto que "produce objetos" -la poiesis- y el acto que encuentra en sí mismo su justificación- la praxis 2 . Se puede argumentar razonablemente que todo acto se tras– ciende a sí mismo, produce algo y es equiparable a un rendi– miento. Existe una experiencia inefable de bondad, de belleza, o de adecuación, no reducible a tales productos, a la que Paul Christian llamara "conciencia del valor en el hacer". Tal con– ciencia no se construye en el espacio interior del hombre aisla– do, sino en "medio" de los hombres, Inter-Esse, entre seres. Es allí donde el acto ejerce una función creadora, "hace objetos". Objetos que, sin embargo, no se dejan reducir a la métrica tridimensional del espacio sino existen en el consenso y en la cualidad 3 . Es por ello de interés distinguir entre comunicación y publi– cidad, por más que ambas compartan la dimensión societaria. Pues si la comunicación es inseparable de toda praxis médica -en tanto praxis- la publicidad afinca en la comunicación interesada de un bien-objeto. La medicina no trata con bienes-objeto. Si así hiciera, se justificaría publicitar la salud, concebida como una "cosa" que se tiene o se añora. Mas la salud es una construcción personal, una idea, y en cuanto tal nunca se halla plenamente realizada y nunca es observable en estado de prístina pureza. De allí que publicitar actos médicos como productores de salud sea reducir tales actos a uno de sus constituyentes, ideológicamente las– trado. 136
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