Evaluación del aprendizaje autoconstruído: motivando la autonomía del universitario
Autoevaluación del Proyecto RUGIERO, A. M. et. alt. 153 La capacidad de materializar la propuesta –asociada al nivel: “Producir”- sigue siendo un punto en que los alumnos, ya avanzado el año lectivo, se reconocen débiles. La mitad manifiesta haber encontrado dificultades para su elaboración; más de un cuarto del curso lo afirma con menos énfasis; y el 9.1 % de los alumnos se muestra dubitativo. La “Percepción” del problema planteado estuvo plenamente presente para casi el tercio de los alumnos, mientras que un grupo equivalente declara que lo percibió parcialmente. Casi un cuarto de los encuestados no se inclina ni al acuerdo ni al desacuerdo con la afirmación planteada. La capacidad de “Evaluar” habría sido puesta en juego, francamente, por el 31.8 % de los alumnos, mientras que un subgrupo equivalente lo habría logrado parcialmente. Casi un quinto de la muestra no lo habría hecho. El nivel de “Síntesis” lo habrían alcanzado un tercio de los alumnos, mientras que un subgrupo importante (27.3 % del curso) lo experimenta como parcialmente no alcanzado. El nivel de “Comprensión” plena de las variables en juego, habría sido alcanzado sólo por poco más de un quinto de los alumnos, y en un grado parcial por la mitad del curso (50.0 %). Los restantes alumnos, casi en su totalidad, manifiestan no haber encontrado la coherencia interna entre las partes (22.7 %). Se muestran más seguros que en autoevaluaciones anteriores respecto a la capacidad de “Comunicar”: se habría graficado relativamente bien, aunque ello estaría ligado a una propuesta no necesariamente buena. En el manejo de los plazos, en general, exponen no haber tenido problema: el 45.5 niega problemas de tiempo, y sólo para un tercio del grupo este habría sido un factor negativo para el resultado final. Las observaciones o comentarios que los alumnos hicieron -en respuesta a la opción de formularlas que se les daba en el formulario- fueron analizadas según los niveles cognitivos y con los criterios empleados también para la Autoevaluación Abierta (ver dicho aparado). Los estudiantes de 1° Año, se refieren a las Debilidades, predominantemente del Resultado. Se constató, así mismo, que priman las referencias del tipo “comportamiento propio” –es decir: Locus Interno. Ello equivale a constatar que los estudiantes asumen su responsabilidad frente al resultado final de lo propuesto, respecto a las carencias. En segundo término, aparece la actitud “evasiva” que comenta o hace observaciones al ejercicio en sí. Puede señalarse, por lo dicho, la pertinencia de los señalado por Mabardi (2001): tras la entrega, el cuestionamiento apunta al “qué faltó”. Pero parece pertinente proponer que se tenga presente, a modo de hipótesis, la posibilidad de una evolución, merced a la cual: la obtención de mayor autonomía podría expresarse en la toma de mayor conciencia sobre los aciertos de cada propuesta, por parte del futuro egresado. Esto, porque en el desempeño profesional real deben ser más los aciertos en cantidad, claridad y calidad de los mismos.
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