Evaluación del aprendizaje autoconstruído: motivando la autonomía del universitario
Motivando la Autonomía . 134 Evaluación del Aprendizaje . m o d a l i d a d A u t o e v a l u a c i ó n R e f e r e n c i a l Aplicada en 1° Año de la Carrera Facsímil en Anexo II –1 Para los proyectos desarrollados en forma individual, durante el primer año de la carrera, se consideró apropiado utilizar un formato que reúne los ítem empleados por el equipo docente para evaluar el ejercicio proyectual. Interesó llevar al alumno a objetivar criterios metodológicos: importancia del análisis , la síntesis que lleva a la idea , la relación hombre– espacio , etc., explícitos en los objetivos del nivel. En relación a este instrumento, es preciso diferenciar, desde el enfoque teórico de este estudio, dos conceptos relevantes: “proceso” y “procedimiento”. Las actuales teorías educativas enfatizan la importancia de evaluar el proceso -y no sólo el resultado de una ejercitación dada- recomendando un mayor y más depurado uso de las evaluaciones llamadas “formativas”. Ahora bien; en la formación del arquitecto la evaluación formativa corresponde al método tradicional de la enseñanza, dado que es consubstancial al desarrollo de un tema de Taller. Pero, por otra parte, la intrínseca relación entre la formulación de un proyecto y la creatividad, orientan a tomar en cuenta numerosos estudios que subrayan el carácter heurístico y no explícito, de las decisiones innovadoras (Letelier, 2001), subjetividad e incertidumbre que se daría cualquiera sea el nivel de creatividad que pueda definirse para cada propuesta. La dificultad de evaluar el “proceso creativo” propiamente tal –aspecto subrayado por Mabardi (2001)- no invalida la evaluación formativa que se da en los Talleres. Se trata de “otro proceso”, paralelo, marcado por las etapas de desarrollo de la propuesta, fijadas con criterios prácticos -y en este sentido, académicos. El desempeño del estudiante de arquitectura responde, por lo tanto, a dos “procesos”: el académico –calificado o, al menos, evaluado en cada una de sus etapas- y el proceso creativo que, ocurriendo en la psiquis, es difícil de objetivar y, por ende, de evaluar. El proceso académico es evaluado en términos formativos , en tanto “muestra” la sujeción del estudiante a un procedimiento propuesto por el cuerpo docente. El proceso creativo , en cambio, responde a la metáfora mabardiana que lo asimila a un rizoma, cuya presencia sólo es visible por los “brotes” –aquello que aparece en la superficie
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