Nuestros vecinos
Propuesta para una política cultural... 97 llevó a cabo la experiencia. Y el Estado cumplió su parte al aportar los fondos y el respaldo de sus medios institucionales y humanos: habilitó carreteras, prestó servi- cios de seguridad y marcó presencia simbólica a través de sus autoridades. Los GPI murieron por su éxito. Lograron instalar en la agenda la necesidad de mejorar las carreteras y, cuando esto ocurrió, el volumen de tránsito era tan inten- so, que se hizo imposible cortar los caminos para reanudar estas competencias. Fue, por tanto, una experiencia altamente exitosa. Conclusión Ha habido exitosas experiencias de colaboración o integración cultural entre Ar- gentina y Chile. Se han entregado dos casos que sirven como botones de muestra y pretenden exponer una suerte de método de trabajo. La constitución de un espacio cultural unificado argentino-chileno, teniendo allí como agentes a múltiples instancias de la sociedad civil y de los aparatos esta- tales, debería potenciar fortalezas y eliminar algunas debilidades. Criterios clave para que ello ocurra son calidad, transparencia, democratización sensata de las decisiones, capacidad de diálogo, sentido de responsabilidad con nuestro pueblo. Es clave por otra parte que exista estabilidad política, progreso económico sos- tenido, aunque sea moderado, y fluidez de las relaciones entre los países. De no ser así, el avance en materia cultural se verá detenido e incluso podrá retroceder. El mensaje hacia el Estado ha sido fundamentalmente el siguiente: para desarrollar las fuerzas productivas intelectuales y culturales, uno de cuyos motores es la colabora- ción internacional, es decisivo poner en movimiento las energías de los actores. Se ha manejado la noción de «colaboración» por sobre la de «integración» para señalar la opción por asociar las fortalezas tratando de evitar la contaminación de las debilidades. Se han formulado algunos objetivos y algunas tareas que se presumen como claves para desplegar este proceso de ampliación argentino-chileno. Por cierto esta ampliación debe revertirse en el mediano plazo (y para algunos ámbitos en el corto plazo) en un desarrollo de las fuerzas productivas intelectuales y culturales en toda la región. Obviamente habrá desequilibrios como en todo proceso. Para permitir la medición de los avances, o retrocesos, debería confeccionarse un programa de trabajo así como un conjunto de indicadores que permitan fijar el nivel cero desde el cual se parte. Por cierto, esto ya no es materia de este trabajo.
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