Nuestros vecinos
Eduardo Devés Valdés y Pablo Lacoste Gargantini 94 B) Los Grandes Premios Internacionales Los Grandes Premios Internacionales (GPI) fueron competencias deportivas de gran impacto social en las décadas de 1930, 1940 y 1960. Organizadas funda- mentalmente por entidades de Argentina y Chile, lograron convocar a millones de personas, presencialmente o mediante de radio y prensa escrita. A través de éstas llegaban noticias de regiones desconocidas del país vecino, se acercaron deportistas y dirigentes, y se demostró la capacidad de coordinación entre líderes de ambas naciones. Los GPI no fueron la única expresión deportiva que se cultivó en forma coordi- nada entre argentinos y chilenos. También se ha desplegado este espíritu en otras disciplinas, como el ciclismo y el básquet, por dar un par de ejemplos. Existen estudios puntuales que muestran el desarrollo de estas actividades a lo largo de todo el siglo XX 5 . A ello se podría añadir, más recientemente, otras experiencias como los Juegos de la Patagonia, los Juegos Binacionales (entre las provincias ar- gentinas del centro-oeste y las regiones V, VI y VII de Chile), y el torneo de Rubgy Zona Oeste, en el cual participó el primer equipo de la Universidad Católica de Chile. Si bien el deporte internacional se ubica dentro de la «vida internacional» y no de la «política internacional». El análisis de los GPI permite descubrir, detrás del mega espectáculo deportivo, una densa trama de asociaciones civiles que, al formar redes con sus pares de países vecinos, llegaron a convertirse en agentes no estatales con capacidad de influir en las decisiones del Estado, en terrenos como la construcción de obras de infraestruc- tura para mejorar las disponibilidades de integración física entre los países del sur de América. Y en el terreno cultural, estos eventos contribuyeron a un mayor cono- cimiento de los pueblos vecinos y a ponderar en términos positivos las perspectivas de integración regional. Las redes organizacionales (lideradas por el Automóvil Club Argentino y sus pares de Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela), se articularon con las redes humanas (pilotos y acompañantes). Ambos movilizaron a los medios ma- sivos de comunicación que, poco a poco, se involucraron en el proyecto hasta iden- tificarse con sus valores. Desde esta mesa de tres patas, se interpeló al Estado, que lentamente se vio incorporado a participar de este proceso, ya con la presencia legitimadora de las autoridades oficiales (presidentes, gobernadores de provincia, alcaldes municipales, embajadores y cónsules), ya con el aporte de premios simbó- licos, ya con medidas de gobierno tendientes a orientar inversiones en la construc- ción de carreteras internacionales. Estos contactos oficiales permitían a las redes organizar los GPI, y de esta forma apelar a la movilización. La capacidad de convocatoria fue tan amplia, que se lo- graron los objetivos de afirmar la identidad de las instituciones organizadoras, legi- timar sus reclamos, y así vez, influir en las políticas públicas. El objetivo de incidir en las políticas públicas, para lograr el mejoramiento de las carreteras implicaba 5 Pablo Lacoste, «Actores no estatales de frontera y relaciones internacionales. El caso de los Andes centrales argentino-chilenos», en Estudios Transfronterizos , Instituto de Estudios Internaciona- les, Universidad Nacional Arturo Prat, año I, n° 1, 2003, pp. 77-130. ISSN 0717-9588.
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