Nuestros vecinos
Carolina Stefoni 80 tengan vínculos familiares, podría favorecer el proceso de integración puesto que se cuenta no sólo con una red social, sino que en esta red habría miembros que tienen contactos y vínculos con la sociedad mayor. Un segundo elemento dice relación con la percepción e ideas que tienen los chi- lenos sobre los argentinos. Este es un tema difícil de abordar por cuanto no se cuentan con estudios serios que permitan generalizar las percepciones, o más bien identificar cuáles son las distintas percepciones que existen sobre lso argentinos, de donde vienen y cuáles son los discursos asociados. Me parece que en este sentido se justifica entonces recoger los silencios y ausen- cias en el discurso público respecto de la migración argentina. Tanto en los medios de prensa como en los estudios realizados cuando se enfrenta la problemática migratoria, ésta se asocia en forma directa con los inmigrantes peruanos, sin em- bargo poco se habla o se conoce de los inmigrantes argentinos. Ellos parecieran ser mucho más «invisibles» aún cuando, tal como se ha mencionado, superan numéri- camente a los primeros. ¿Qué sucede? ¿Por qué los inmigrantes argentinos no constituyen un «objeto de estudio», como es el caso de otros grupos migratorios, pese a conformar la primera mayoría? Si asumimos que la construcción de las identidades culturales se basa por una parte en la autoidentificación, en la percepción que tenemos sobre nosotros mismos (en cuanto mujeres, hombres, indígenas, latinoamericanos, jóvenes y todas las cate- gorías que podamos imaginar) y por otra la diferencia respecto del otro como me- canismos que permite el reconocimiento de quienes «son de los nuestros de lo que no son», entonces podemos plantear la hipótesis de que para Chile el argentino es construido como un «otro» más próximo, mucho más semejante al nosotros que otros grupos sociales, incluso grupos dentro de Chile, como es el caso de las comu- nidades indígenas. De alguna manera en el caso argentino la distancia se establece más bien en la dimensión política e incluso en la dimensión de seguridad territorial (Estado argentino y Estado chileno), más que en una diferencia cultural o social. Esto es precisamente lo que diferencia la construcción cultural que hacemos de los distintos grupos de inmigrantes. En el caso de la migración andina, la sociedad chilena la construye como una amenaza a la identidad nacional y es desde este discurso desde donde se articulan las acciones de discriminación. En el caso argen- tino, la proximidad social y cultural con que se les ve, impide o dificulta desarrollar actitudes de discriminación. Sería interesante poder analizar cuáles son las imágenes y representaciones que tienen los argentinos de los chilenos, y quizá en este punto podamos encontrar algunas diferencias sustantivas, pero para efectos de este artículo, considero que la historia de las migraciones entre ambos países, así como los escasos espacios de discriminación que existen, permiten avanzar en una integración que se construye desde abajo, desde las familias trasnancionales y desde la historia de los más de 30.000 argentinos que han optado por quedarse en estas tierras.
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