Nuestros vecinos
La movilización de 1920 537 mos pasado, sí, por alto un pequeño detalle, a saber, que el Jefe del Gran Estado Mayor alemán estaba llamado a ser en caso de guerra, el verdadero Comandante en Jefe de los ejércitos movilizados. No era ese nuestro caso. La doctrina nos juga- ba esta vez una mala pasada. Habíamos montado una máquina de acuerdo con todos los principios del arte, pero en el momento de ponerla en marcha pudimos comprobar que sus engranajes no funcionaban… Aquella fue una lección que el ejército no debe olvidar. La organización del ejército no es un asunto que se pueda resolver por una simple proporción. Ella constituye un problema cuya solución requiere, no solo conocimientos teóricos, sino, además una gran dosis de experien- cia y un concepto claro de las posibilidades. Es fácil asimilar conocimientos. La experiencia en cambio, es, por lo general, la obra lenta de los años. Por esto, un ejército bien organizado trata de conservar en sus filas, el mayor tiempo posible, a los oficiales mas experimentados, cuyo consejo, escuchado siempre con respeto, lo pone a salvo de entusiasmos no bien justificados, de lamentables precipitaciones.» 59 Esta visión de los observadores y de los historiadores en parte no es compartida por los actores. El Coronel Cabrera no escatimó elogios al personal a su mando, lo que declaró a la opinión pública. «Esta cuasi o semi movilización nos ha proporcio- nado una preciosa experiencia de inmenso valor, que el público no pude apreciar en toda su significación, pero que para nosotros los profesionales es sencillamente de incalculable trascendencia.» Agrega Cabrera comentarios sobre las cualidades ex- traordinarias de nuestra raza, atestiguadas por propios y extraños, durante los ciento veinte días de acuartelamiento y concentración. Una resistencia física indomable, abnegación a toda prueba, alegría en el alma, pecho amplio y fuerte y patriotismo sin mancha. La masa de los reservistas dio una muestra de cultura no soñada. En lo sanitario no hubo epidemias ni enfermedades graves, la alimentación fue abundan- te y buena, tanto que acaso se pecó por exceso. Con respecto al vestuario y equipo puedo decir que hubo grandes deficiencias, insubsanables. Esta era una falla de un sistema que había de advertirse a la hora de la prueba. Finaliza Cabrera afirmando que el éxito alcanzado en su misión se debió a la solicitud diligente con que el Ministerio de Guerra y los departamentos y secciones que lo constituyen atendie- ron las peticiones de personal y elementos. Junto a lo anterior la naturaleza moral de las reservas y que sorprendieron con el ejercicio alegre de su patriotismo, su abnegación, su abstinencia, su disciplina, su moralidad y su altísima resistencia física. Finalmente la colaboración incondicional, entusiasta, inteligente y enérgica de los clases, suboficiales y oficiales de línea y de reserva. 60 El Jefe del Estado Mayor General del Ejército de la época General Don Carlos Hurtado Wilson concuerda plenamente con las medidas militares adoptadas por el gobierno ya que estaba conciente del peligro que significaba el despliegue peruano y el buen estado en que se encontraban los medios militares bolivianos según la información que tenía producto ya que conocía muy bien el país al haberse desem- peñado como Agregado Militar por dos años. Lo que marcó realmente el punto más crítico, según él, fue el golpe de estado en Bolivia ya que realmente allí podría haber habido connivencia entre ambos países en contra de Chile. La concentración 60 Entrevista la Coronel Luis Cabrera en El Mercurio 21 de Diciembre de 1921 en la Llamada Movilización del 20 p.326 61 Carta del Jefe de Estado Mayor del Ejército a Don Ladislao Errázuriz del 12 de Junio de 1922,
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