Nuestros vecinos

Roberto Arancibia Clavel 534 entregado por el presidente de EEUU Calvin Coolidge. El arbitraje norteamerica- no no tuvo éxito. Hubo que esperar hasta 1928 para que se reanudaran las relacio- nes diplomáticas. 53 La frágil institucionalidad peruana y boliviana había afectado nuevamente las relaciones con Chile generando una reacción militar que según el gobierno chileno era fundamental para evitar una sorpresa. La connivencia entre el gobierno perua- no recientemente instaurado por un golpe de estado con el gobierno revolucionario boliviano permitía esperar lo peor. Objetivamente la situación vecinal era difícil y el gobierno requería tomar medidas para enfrentar la situación. Los hechos como se ha destacado mostraron que el tono de las reclamaciones tanto peruanas como bolivianas bajaron con la demostración militar chilena pese a todas las debilidades que se le achacan. En el campo político la discusión si la medida adoptada fue la adecuada o se trató simplemente de una maniobra electoral para favorecer al candidato de la Unión Don Luis Barros Borgoño se mantuvo en el tiempo y hasta hoy no hay un juicio definitivo al respecto. También se hablaba de una maniobra política que distrajera la opinión pública de los graves conflictos sociales internos producto de la cesantía y las huelgas. El nombre de «La guerra de Don Ladislao»como se bautizó este accionar del gobierno retrata de lleno el interés por desacreditar lo hecho en el sentido que la situación era una fantasía del Ministro de Guerra Don Ladislao Errázuriz. Las discusiones en ambas Cámaras del Congreso tanto durante la crisis como des- pués de ella, muestran las dudas que planteaban a la oposición las sorpresivas medi- das militares tomadas por el gobierno. El diputado Sierra de la Alianza Liberal, por ejemplo reclamaba que los recursos que debían invertirse en la movilización eran inoficiosos ya que según él los movimientos de tropas peruanas habían sido con el objeto de ayudar a la revolución boliviana y además agregaba que todos en Chile sabían que tanto el gobierno del Perú como el de Bolivia no sabían como mantener- se en el poder, por lo tanto argüía que era completamente ilusorio creer que estos países se iban a venir encima de Chile, cuando no tienen ni municiones ni como pagar a sus empleados .Por primera vez ,decía el diputado, se separaba el Gobierno de Chile de su tradicional ser. 54 Carlos Vicuña, por su parte, acusaba que se trataba de la especulación más vergonzosa que el país había presenciado. 55 Don Arturo Alessandri afirmaba que una cantidad enorme de sus partidarios, creyeron que debían cooperar en aquel acto de movilización exigido por el patrio- tismo y por el peligro externo que amenazaba al país. Por otra parte agregaba «que muchos creyeron que ésta era simplemente una estratagema para tener fuerza y elementos como afianzar, en el momento oportuno, la actitud del Congreso, arre- batándome por un golpe de mayoría el legítimo triunfo alcanzado en las urnas. Yo era de los que también creía esto; pero, más tarde, con muchos antecedentes a la vista, adquirí el convencimiento y la certeza en orden a que el Ministro de la Guerra procedió de absoluta buena fe para prevenir lo que el creyó sinceramente un peligro habida consideración a los informes que se le daban.». Mas adelante agrega que no creía en la guerra ni en la verdad de los informes que motivaron el movimiento; 53 Ibidem p.418 54 Sesión de la Cámara de Diputados del 09 de Diciembre de 1920 55 Carlos Vicuña.op.cit. p.75

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