Nuestros vecinos
La movilización de 1920 523 taña, un batallón de zapadores y un batallón de tren. Además un grupo de artille- ría a caballo, a dos baterías y de una brigada de comunicaciones compuesta de un regimiento de ferrocarrileros y un batallón de telégrafos dependientes de la II divi- sión, y de los servicios anexos auxiliares (aviación, intendencia, sanidad i veterina- ria). Fuera del plan indicado, el que se había completado casi en su totalidad, se organizó posteriormente un Batallón de infantería en Punta Arenas dependiente de la IV división. Faltaba completar a tres batallones los regimientos de infantería, y completar la tercera y cuarta división con dos regimientos de artillería (Art.Mont. Nº7 General Novoa y el Nº8 General Arteaga y dos de caballería(Nº7 Dragones de Benavente y Nº8 Húsares de Manuel Rodríguez. 13 Por su parte el contingente de 1920 de 9.084 conscriptos había sido convocado por el D/S G. 7 Nº 147 de 28 de Enero 920 distribuyéndose en las distintas divisio- nes de ejército:1ª Div.-2316 soldados; 2ª Div.-2410 soldados; 3ªDiv -2102 soldados;4ªDiv-2256 soldados 14 Con tan escaso contingente el propio Estado Ma- yor General del Ejército reconocía que no se realizaban grandes maniobras desde 1915 lo que redundaba lógicamente en grave perjuicio para la instrucción profesio- nal de la oficialidad en general y muy especialmente de los oficiales generales y superiores . 15 Otro factor que afectaba notablemente el entrenamiento de las tropas era la falta de terrenos de instrucción, para lo cual el ejército tenía que recurrir a la buena voluntad de los terratenientes o sencillamente arrendar terrenos para tal efecto. El caso de la I División era diferente gracias a la vastedad del desierto que permitía efectuar los ejercicios finales. En esa época se adquirió el fundo El Culenar, en Talca para paliar esta situación. Sin embargo fuera de la falta de terrenos y la insuficiencia de contingente la situación se hacía más difícil por la escasez de trans- portes y fondos para maniobra. 16 El panorama como puede verse no era el mejor para mantener un ejército en condiciones de operar, a lo anterior se agregaba el tema de la reserva movilizable. Las reservas de que disponía el ejército, con excepción de las correspondientes a los licenciados en los cuatro últimos años, carecía de valer militar, por cuanto no ha- bían sido llamados al servicio con el objeto de refrescar sus conocimientos. Esto era mas grave en el caso de la artillería, por el cambio de armamento que ésta tuvo en 1912.Estos ejercicios era imposible realizarlos con las escasas dotaciones que te- nían los cuerpos de tropas, que solo contaban con sus cuadros de tropas permanen- tes y los escasos conscriptos del servicio activo. (1901-11.500 soldados hasta 1920- 9000 soldados). 17 . En cuanto al equipamiento general de las unidades del ejército, la situación era al igual desalentadora ya que carecían del material técnico más necesario. La infan- tería y caballería no tenía teléfonos, anteojos de campaña y linternas, en el número necesario para su instrucción y preparación. La artillería se encontraba en pésimas condiciones por la mala calidad de las pilas del material telefónico de las baterías montadas lo que no permitía la dirección del tiro. Gran parte de los cañones se 13 Memoria del Ministerio Guerra de 1921, Santiago p. 9 14 Ibidem 15 Ibidem. p.83 16 William Sater, The Grand Illusión, Universidad de Nebraska, 1999,p.97 17 Memoria Ministerio de Guerra, 1921,p. 19
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