Nuestros vecinos

John E. Griffiths Spielman 460 seriamente la unidad y seguridad nacional. En dicho contexto, el desarrollo eco- nómico del Perú debería ser la herramienta que posibilitara poner fin a las des- igualdades e injusticias sociales presentes en el país. Otro elemento interno, de gran valor, fue la continua postergación y exclusión en la sociedad peruana de las co- munidades indígenas. Se comprendió que la seguridad del Perú estaba ligada a un mejoramiento de las condiciones de la población indígena como a su integración plena en la comunidad nacional. Con el término de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos desarrollan una nueva política de seguridad nacional 50 , que privilegia la confrontación militar e ideológica con la otra potencia que emerge del conflicto, la ex-URSS. Dicha política en lo general destaca el rol de los Estados Unidos como principal potencia capaz de enfrentar a los soviéticos militarmente. Luego la seguridad de los Estados Unidos estuvo ligada desde el comienzo a una amenaza externa principalmente de naturaleza militar. El punto es que la misma estrategia llamaba a las naciones del hemisferio a preocuparse no de enfrentar militarmente la nueva amenaza, sino que a preocuparse por las amenazas internas asociadas a la influencia ideológica prin- cipalmente del comunismo. De esta forma la noción de seguridad para las nacio- nes del hemisferio, como Chile y Perú quedaba ligada a las condiciones internas y amenazas de naturaleza no militar. De ello da cuenta Dirk Kruijt en su obra Revolution by Decree: Perú 1968- 1975 , al señalar que «la tesis de seguridad nacional y su interrelación estructural implícita de los servicios de seguridad e inteligencia desarrollada en los Estados Unidos en 1947 tuvo su impacto en las tradiciones geopolíticas nativas de Latinoamérica a través del entrenamiento y los programas de asistencia militar». 51 Estas tradiciones geopolíticas, en la región, revisaron dichos conceptos establecien- do sus propias nociones de seguridad. Ello se puede apreciar, en el caso peruano, por los siguientes antecedentes: Kruijt destaca que «en Perú, el primer nombre a ser asociado con interpretaciones nacio- nalistas del concepto de seguridad nacional es el del General José del Carmen Marín Arista, él fue el primero en reorganizar el Ejército y el fundador de una original interpretación de la tesis de seguridad nacional...un curso intermedio entre capita- lismo y comunismo». 52 Ello se puede apreciar además en la expresión castrense de un nacionalismo que se definía distante de las principales ideologías imperantes, es decir ni anti-comunista ni pro americano. Más aún, el mismo Kruijt no señala que Marín en su intento de establecer la doctrina del Centro de Altos Estudios del Ejército (CAEE), en 1950, no recurrió a la tradición norteamericana como sí lo hicieron los brasileños al fundar su Escuela Superior de Guerra, sino que recurrió a la tradición latinoamericana plasmada en los teóricos con sede en Santiago asocia- dos al Comité Económico para Latinoamérica de la Naciones Unidas (CEPAL) y particularmente de los recientes conceptos esbozados por Prebisch. 53 50 Legislación de Seguridad Nacional de 1947 plasmada en el «Acta de Seguridad Nacional» del mismo año. Dicha Acta crea la organización del sistema de seguridad nacional norteamerica- no, crea la Central de Inteligencia Americana y regula las relaciones y funcionamiento de los principales organismos gubernamentales. 51 Kruijt Dirk. Revolution by Decree: Perú 1968-1975 . Thela Publishers Amsterdam. 1994. Pág. 35. 52 Ibid. Pág.36. 53 Ibid. Pág.37.

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