Nuestros vecinos

John E. Griffiths Spielman 448 leza militar (salvo aquellas misiones propias de los estados de excepción constitu- cional que por su naturaleza no constituyen la norma.) Por el proceso de consolidación de un Estado, entenderemos al nivel de desarrollo de un Estado respecto del funcionamiento efectivo de sus principales instituciones democráticas y del nivel de respaldo que dichas instituciones tienen en la ciudadanía. Comprende por una parte la autoridad estatal para imponer normas a sus ciudadanos y por otra la clara conciencia de estos por acatarlas sintiéndose parte de una comuni- dad nacional agrupada en torno a un Estado. En otras palabras, por «consolidación de un Estado» entenderemos el proceso en el cual un Estado se encuentra afianzando su institucionalidad y su estructura para poder generar un amplio consenso social, fuente de su poder, con la finalidad de poder llevar adelante sus principales objetivos como nación-estado. Un Estado con un proceso de consolidación avanzado tendría en consecuencia un sistema estatal con pleno equilibrio de poderes, en que cada órgano estatal desarrolla sus funciones profesionales propias con pleno respaldo de su ciuda- danía y en el cual las crisis internas y externas son abordadas en su direccionamiento y solución por las autoridades políticas democráticamente electas y constituidas. De acuerdo a Keith Jaggers, el proceso de «consolidación de un Estado» puede definirse como: La habilidad de un Estado para acumular poder. El proceso de consolidación de un Estado es el proceso a través del cual el estado no sólo progresa en produc- tividad económica y autoridad gubernamental, sino que en imponer su poder político e institucional. Más precisamente en el poder de las elites de un Estado para imponerse a las fuerzas políticas, sociales y ambientales que se oponen a sus objetivos políticos. Dado estos requerimientos, el poder de un Estado tiene tres dimensiones: poder como capacidad nacionales; poder como capacidad política y poder como coherencia institucional. 7 Dicha definición es válida, para los efectos del presente trabajo, en la medida que dicho poder sea respaldado popularmente por la comunidad o comunidades que forman parte de un Estado. Las constantes históricas de la relación bilateral entre Chile y Perú han sido los conflictos económicos, diplomáticos y militares que permanentemente han consti- tuido factores trascendentales, desencadenando un escenario bilateral que ha privi- legiado la competencia entre ambos países en lugar de la cooperación, cuando se analiza dicha relación desde la perspectiva de la seguridad y de la defensa. Desde la época de la conquista en el siglo XVI hasta después de la guerra con España en 1866, pasando por la emancipación americana a principios del siglo XIX, grandes y pequeños acontecimientos unieron a Chile y al Perú en un devenir relativamente común y sobre la base de una activa interacción. No obstante, es principalmente a partir de la Guerra del Pacífico de 1879-1883, y principalmente a raíz de sus consecuencias, que las relaciones entre ambos países comenzaron a de- sarrollarse en un marco histórico negativo de suspicacias y recelos que en el ámbito de la seguridad se han traducido en la manifestación de un escenario que ha privi- legiado la competencia por sobre la cooperación. Por otra parte, si bien es cierto 7 Jaggers Keith. «War and the Three Faces of Power: War Making and State Making in Europe and the Americas». Comparative Political Studies 25. N° 1. (Abril 1992). Pág. 29.

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