Nuestros vecinos
Paz Verónica Milet 436 Chile; posteriormente reconocido en forma explícita en el convenio sobre Zona Especial Marítima, suscrito por Perú, Ecuador y Chile de 1954; reafirmado me- diante la erección de faros de enfilación, cuya ubicación definió la Comisión Mixta de 1968-1969; aceptado sin reparos por parte del Perú hasta el 23 de mayo de 1986 y respetado en la práctica por Chile y Perú hasta la fecha. 4. El método de delimitación marítima empleando el paralelo geográfico se ha convertido en la fórmula de delimitación de los cuatro países del Pacífico Oriental de Sudamérica, para fijar su frontera marítima, reflejando un acuerdo general so- bre la materia. 5. No existen en el Derecho Internacional Público causales que justifiquen im- pugnar el método seleccionado de común acuerdo por Chile y Perú para fijar y demarcar su límite marítimo, ni para adoptar medidas unilaterales que impliquen su desconocimiento y revisión. Una nueva señal peruana, de reforzamiento de su posición en materia de delimi- tación marítima, se realizó el 3 de noviembre de 2005, cuándo el gobierno de Ale- jandro Toledo-previo trámite en el Congreso- promulgó una ley que fija las líneas marítimas y que fue objeto de una fuerte reacción por parte del gobierno chileno; pues el territorio ahí considerado se superpone con el territorio establecido por Chile como propio (ver anexo). En esencia, esta normativa supone que unilateralmente Perú establece líneas de base que afectarían sus límites externos con Chile. Este último país ha manifestado su rechazo a esta decisión y ha señalado que la legislación internacional prima sobre las disposiciones nacionales, por lo que no reconoce la existencia de ningún conflicto con Perú y deja que sea este país el que asuma la iniciativa de desarrollar cualquier iniciativa a nivel internacional. Más allá de los argumentos de las distintas partes, este tema, por sus caracterís- ticas – controversia fronteriza relacionada con resabios históricos- y el uso que han hecho de él algunos sectores peruanos, complejiza la agenda chileno-peruana y ayuda a mantener una resolución no resuelta y generadora de posibles conflictos. Esto ha sido rescatado, por ejemplo, en las distintas versiones del Libro de Defensa peruano. Este documento- en las dos versiones oficiales que han sido dadas a cono- cer a la opinión pública- hace referencia explícitamente a la posibilidad de un con- flicto con Chile, por discrepancias en el límite marítimo. La lógica de la pérdida cultural Otro factor a considerar como determinante en la no finalización del período de posguerra y en la persistencia de la noción de vencedor y vencido, es la no devolu- ción por parte de Chile de ciertos trofeos de guerra; considerando desde libros, hasta documentos y el emblemático Huáscar. Se consideran insatisfactorias las se- ñales dadas hasta ahora por el gobierno chileno. Por ejemplo, la entrega que hizo el entonces Canciller chileno, Juan Gabriel Valdés, durante el acto de suscripción del Acta de Ejecución del Tratado de 1929, de veinte volúmenes del Archivo Notarial de Tacna de los años 1728 a 1882, así como 126 legajos y 46 volúmenes de copia-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=