Nuestros vecinos
Las relaciones entre Chile y Perú... 421 Y está claro que hemos tratado de crear bases sólidas para una relación sana. Vemos algunos de esos esfuerzos: En las Declaraciones Presidenciales de los años 2001 y 2002 se acordó que los Cancilleres se reunirían periódicamente y se creó un mecanismo de Consultas Di- plomáticas a nivel de Subsecretarios. Se estableció el Comité Permanente de Con- sulta y Coordinación Política (2 mas 2) que reuniría a Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa. También existe el Comité de Seguridad y Defensa, integra- do por representantes de los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa que dio inicio a la definición de una Metodología estandarizada común para la medi- ción de los gastos de defensa». Está claro entonces que ambos países cuentan con mecanismos que deberían ser suficientes para analizar, discutir y avanzar en solu- ciones constructivas en todos los temas de la agenda bilateral. Sin embargo, inci- dentes menores , declaraciones poco felices, la presión incesante de los medios de prensa, a menudo han paralizado o trabado el accionar de estos mecanismos. En el campo de la defensa, además, se ha institucionalizado la llamada Ronda de Conversaciones de los Altos Mandos de las Fuerzas Armadas, que a la fecha ha sostenido mas de 20 encuentros. Por otra parte, el Comité de Fronteras ha dado pasos muy significativos en materia de integración regional en la zona de Tacna y Arica. Sus tres Comisiones, de Facilitación Fronteriza, de Infraestructura, Transportes y Normas y la de Inte- gración han sido muy efectivas con logros concretos. Una larga lista de Convenios y Acuerdos firmados en los últimos años dan testi- monio de la red de entendimientos en diversas materias, como cooperación adua- nera, seguridad social, cooperación entre los Institutos de la Juventud, entre las Academias Diplomáticas, en materia de Desastres, para citar sólo algunos. Nuestra colega Paz Milet ha estudiado el fenómeno de las percepciones que tienen peruanos sobre chilenos y viceversa. Es aquí donde reside en gran parte el origen de las tensiones y malentendidos ente ambos pueblos. Todos los esfuerzos por crear relaciones constructivas parecieran estrellarse contra una muralla. ¿ Se- rán el orgullo herido del Perú y la arrogancia que se percibe de Chile obstáculos insalvables para nuestras relaciones? Es evidente que hay elementos que podríamos calificar como poco sanos infectando esas relaciones, elementos que necesitan po- cos incentivos para aflorar. Frente a la satisfacción territorial de Chile, aparecen nuevas demandas perua- nas. La reacción chilena es descrita como poco generosa y arrogante. Frente a un sector privado chileno emergente, totalmente desligado del accionar del Estado, surge la acusación de invasión comercial chilena. Compras militares chilenas desti- nadas a reemplazar a material obsoleto son descritas como excesivas y miradas con recelo, asignando a Chile intenciones tenebrosas. El accionar estúpido e irreflexivo de dos jóvenes grafiteros chilenos es descrito como un gravísimo crimen contra la cultura incaica y merecedor, por lo tanto, del mayor castigo posible. Podemos pasar revista a numerosos otros incidentes, como Luchetti, Lan y sus respectivos videos. De muchos de ellos es notorio que la reacción de prensa y del sentimiento popular estuvo marcada por el hecho que los implicados eran chilenos o situaciones relacio- nadas con Chile. Muy distinta habría sido la reacción si hubiesen involucrado a personas o intereses de otro origen nacional. Y quiero recalcar que no pretendo
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