Nuestros vecinos

José A. Morandé 40 multilateral. De esta forma, los cambios en el sistema internacional de post Guerra Fría han sido muy funcionales a los intentos chilenos de ampliar, diversificar y profundizar los espacios disponibles para su inserción internacional. Por su parte, en Argentina el sistema internacional también ha jugado un papel referencial importante en su política exterior, aunque con variantes respecto del caso anterior. En efecto, en función de las capacidades nacionales y congruente con las aspiraciones históricas de autonomía soberana del Estado argentino, su inser- ción externa ha sido cambiante y acorde a los desafíos de distribución de poder internacional, expresándose frente a estas transformaciones en forma combinada y múltiple de nacionalismo e internacionalismo, afirmación soberana y subordina- ción, aspiraciones hegemónicas y pragmatismo, como así también neutralismo y alineación 7 . En virtud de lo anterior, no es fácil encontrar una política de Estado argentina que señale una estrategia estable de inserción internacional en el tiempo. Si obser- vamos el comportamiento externo de Argentina durante la Guerra Fría ésta es errática e inconsistente con las tendencias hemisféricas de alineamiento con Esta- dos Unidos y las potencias occidentales de la época. En otras palabras, en los inten- tos de autonomía argentina diversos gobiernos, civiles y militares y de variadas tendencias abrazaron causas nacionalistas y de no alineamiento con Estados Uni- dos hasta políticas de acercamiento estrecho a los Estados Unidos en su lucha anticomunista y pro valores occidentales. Entre las tendencias nacionalistas desta- có la visión populista de Perón, cuya manifestación internacional quedó inscrita en su llamada doctrina de la Tercera Posición y donde buscaba una política de no alineamiento y de oposición a la hegemonía estadounidense en América Latina. Sin embargo, las propias exigencias internacionales y restricciones de la economía y política doméstica argentina contribuyeron a que la estrategia peronista más tarde se adecuara a conductas más pragmáticas y de apego económico a Estados Unidos y a los organismos financieros internacionales. Las tendencias nacionalistas y latinoamericanistas de la Tercera Posición tuvieron una reaparición parcial con el retorno del peronismo al poder en 1973 después de diferentes experimentos de política exterior –donde no estuvieron ausentes el pragmatismo internacional, el anticomunismo en la región, nacionalismo económico y liberalismo ideológico, to- dos estos –con mayor o menor acercamiento– según el gobierno de turno, frente al alineamiento estadounidense de la Guerra Fría. La tendencia internacional de la política exterior argentina desde 1973 hasta la instauración del régimen militar en 1976 apuntó entonces a una tendencia tercer mundista con la incorporación del país trasandino al Movimiento de Países No-Alineados y la implementación de una diplomacia económica de apertura al mundo socialista. La inserción internacional de Argentina durante el autoritarismo militar desde 1976 al advenimiento de la democracia en 1983 junto con una alineación inicial- mente muy proclive y fuertemente aliada a la política anticomunista estadouniden- se en el hemisferio, mantiene también sus rasgos nacionalistas de potenciamiento y proyección en la región y no abandona el pragmatismo comercial y económico con 7 Aldo C. Vacs, «Argentina. Between Confrontation and Alignment», en: Frank O. Mora y Jeanne A. K. Hey. (Editores), op. cit. , págs 288-308.

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