Nuestros vecinos

José Miguel Florez 406 El rol secundario de la Seguridad En este punto se destaca brevemente que, como se presentará a lo largo de la segunda parte de este artículo, el «problema chileno», si bien se presenta como basado en el poder relativo chileno y la potencial amenaza que éste implica, suma- do a los supuestos agresivos objetivos nacionales chilenos, tiene sus raíces sobreto- do en otro tipo de problemática más cercana a la variable cultural y a la manipula- ción política que a la defensa nacional. En los párrafos siguientes se señalará la incidencia que tiene en el imaginario peruano la percepción de Chile como un elemento hostil y agresivo. Dicha imagen no sirve para platear hipótesis de conflicto militar verosímiles, pero sí es útil, sociológicamente, para articular un sentido y una identidad nacional, por lo gene- ral precaria y dispersa en el caso peruano. El «problema chileno» y la dinámica social peruana La primera sección de este artículo buscó definir la necesidad de acercarse al problema de la tensa relación entre Chile y Perú, desde una perspectiva comple- mentaria a las Relaciones Internacionales. Se sugiere, entonces, entender el proceso no sólo como una relación entre Estados, sino sobretodo como un fenómeno social dentro de cada país. Para el caso peruano, a lo largo de la segunda parte, se pretende avanzar con este ánimo de especificar aún más el «problema chileno». En ese sentido se revisa el mismo en diversas áreas de la sociedad, intentando dilucidar en cual de las mismas el asunto se vuelve más álgido. La pregunta que se intenta responder a lo largo de las líneas siguientes es si el «problema chileno» es principalmente económico, militar, político o social. La esfera económica ¿Es el «problema chileno» fundamentalmente económico? Pareciera que no, pues en ambos países los actores involucrados, llámese empresarios y políticos, manifies- tan abiertamente el interés por fortalecer la relación económica entre ambos países. A pesar de ello, algunos eventos podrían dar cuenta de procesos conflictivos dentro des esta esfera. Los respectivos cierres, en Chile y Perú, de empresas prove- nientes del otro país, podrían indicar que existen ciertas restricciones, formales o informales, para el ingreso del capital extranjero en las economías nacionales. 1 Sin embargo, dicho supuesto es falso. En el Perú, para diciembre del 2004, Chile ocupaba el tercer lugar de inversión extrajera directa 2 con 1,078 millones de dólares invertidos, lo cual representaba el 8.36% de la inversión extrajera total, ubicándolo sólo por detrás de España y Estados Unidos e incluso por delante de Italia y Canadá. 1 Los casos de Luchetti (Chile) y Aerocontinente (Perú) son recurrentemente mencionados en ese sentido. 2 Tomando en cuenta la inversión extranjera directa registrada según domicilio de la casa matriz.

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