Nuestros vecinos

Las instituciones económicas del atraso de Bolivia 361 real generaron superávit comercial y un 2,1% en cuenta corriente en 2005, mien- tras que la cuenta de capital y financiera ha registrado un superávit mayor al espe- rado, debido a la recuperación de la inversión extranjera directa, especialmente en minería, lo que ha elevado el nivel de las reservas internacionales ( IMF Country Report , nov. 2005). Como corolario, las autoridades del país han logrado mante- ner la dirección de las reformas estructurales introducidas en la economía desde 1985 y, al menos hasta la asunción de Evo Morales como nuevo Presidente en enero de 2006, se tendía a creer que los equilibrios fiscales y monetarios serían profundizados mediante el establecimiento de nuevos instrumentos de política, lo que hasta ahora no ha sido cuestionado por la nueva administración. A grandes rasgos, la nueva dirección de la economía boliviana desde 1985 ha sido acertada. El decálogo de objetivos contenidos en el llamado Consenso de Was- hington 2 establece simplemente un conjunto de instrumentos de sentido común que van en la dirección de propiciar capacidades críticas que permitan enfrentar del mejor modo la fase ascendente y descendente del ciclo económico. Ciertamente, se requiere disciplina fiscal, tasas de inflación reducidas y un tipo de interés más eleva- do, para generar los equilibrios internos requeridos para administrar de modo res- ponsable la fase ascendente del ciclo económico y prepararse al surgimiento de su fase contractiva. Paralelamente, para reducir la vulnerabilidad externa y fortalecer la capacidad exportadora se requería reducir los aranceles aduaneros, estabilizar el tipo de cambio y ampliar el número de socios comerciales y de productos exporta- bles, traspasando la mayor parte de la iniciativa empresarial al sector privado. Desde una visión de largo plazo habría que destacar que los éxitos principales del nuevo modelo de crecimiento se constatan claramente en los equilibrios inter- nos. Por ese lado, los gobiernos han logrado alcanzar la ansiada disciplina fiscal a costa de muchos esfuerzos, que en muchos casos han desmejorado seriamente los niveles de consumo de la mayor parte de los grupos sociales. También ha desapare- cido el peligro de rebrotes inflacionarios severos, el déficit fiscal ha venido siendo reducido y la deuda del Estado central ha sido bien administrada. En síntesis, las tareas vitales de una buena política macroeconómica han venido cumpliéndose, a pesar de las dificultades políticas del país. Pero esto está muy lejos de significar que la economía boliviana ha reducido de modo significativo su vulnerabilidad ante los ciclos externos. Por el lado de la fortaleza fiscal, se ignora si el nuevo gobierno no incurrirá en una escalada de gasto, especialmente cuando deben rediscutirse las participaciones de las regiones en los ingresos generados por los hidrocarburos y hay fuertes presio- nes sociales para elevar ítemes de gasto rígidos. En el ámbito monetario, aunque se prevee que el tipo de cambio se mantendrá en un piso relativamente estable, no hay plena seguridad que el nuevo gobierno siga controlando la inflación. Visto así, existe cierto peligro que el déficit fiscal deje de reducirse y resurja la inflación, 2 Disciplina fiscal, focalización del gasto público en necesidades sociales, reforma del sistema tributario y ampliación de la base tributaria, surgimiento de altas tasas de interés desde el mercado, liberalización de los mercados y estímulo a las exportaciones, unificación y libera- lización del tipo de cambio, eliminación de restricciones a la inversión extranjera, privatización de las empresas estatales, desregulación de la mayor parte de las actividades económicas y, finalmente, mejoramiento de las garantías y cumplimiento de los derechos de propiedad.

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