Nuestros vecinos

Una estrategia nacional de largo plazo para Bolivia 291 sido y son la expresión histórica de acercamientos y encuentros, generalmente es- pontáneos, fruto de la vecindad de intereses o aspiraciones compartidos, siempre provechosos y con un alto grado de continuidad o permanencia. Estos sistemas territoriales de vinculación lejos de ser perturbadores para el contexto general...adecuadamente regulados contribuirán a hacerla más fluida, constructiva y beneficiosa» 2 , estas palabras del profesor Mateo Martinic dedicadas a nuestras fronteras con Argentina, estamos seguros son también aplicables a las de nuestros otros vecinos, aún cuando, debemos tener presente las particularidades y limitacio- nes que supone el hecho de ser zonas geográfica y demográficamente diferentes. Una de las características principales de la Globalización es, sin duda, la interde- pendencia entre los Estados. Sin embargo, y a pesar de que las fronteras entre ellos tienden a desdibujarse, el concepto mismo de frontera sigue siendo relevante, pues la clara delimitación territorial sigue siendo un aspecto importante para la coope- ración transfronteriza «… al menos la de más profundo calado, la más ambiciosa, requiere de límites estables, definitivos y pacíficos…Sin fronteras no puede haber cooperación transfronteriza. Es decir sin la percepción del propio territorio y del ajeno, dos o más Estados no pueden superar la fase políticamente egoísta, aunque necesaria, de afirmación de su propio territorio para embarcarse en un estadio superior: la solución conjunta de los problemas que para ambos ha deparado el establecimiento de la frontera que, inicialmente, separa a poblaciones que vivían sin solución de continuidad, separa recursos minerales que pueden estar situados a ambos lados de la zona, separa la explotación de ríos fronterizos…» 3 . El Tratado que establece una frontera entre dos Estados, no rompe los contac- tos y vínculos que en la práctica existen entre dos regiones vecinas y en general entre los territorios contiguos de los Estados limítrofes. Naturalmente surgen entre ellos, una serie de relaciones de vecindad. Algunas pueden ser problemáticas, como por ejemplo, el tema de los cursos de aguas internacionales que constituyen recur- sos naturales compartidos. Pero otras, pueden dar lugar a una interesante dimen- sión positiva y de cooperación internacional, tendiente a la solución de los proble- mas causados por el hecho fronterizo, tales como el tráfico de personas, en especial de trabajadores, regímenes de control policial y aduanero; comunicaciones por carretera y ferrocarril; explotación de determinados recursos etc., que no sólo se realizan hoy día a nivel interestatal, sino que a nivel regional y local, mediante acuerdos o entendimientos entre colectividades de esta índole. Lo interesante de esta manera de pensar la problemática de las relaciones fronterizas, es que se mira a las dificultades con una nueva perspectiva. Así los problemas se convierten en desafíos conjuntos y en oportunidades de conocimiento y desarrollo mutuo. Otro hecho, que nos hace reflexionar sobre la importancia que puede llegar a tener una mirada a las zonas fronterizas desde la cooperación, es que en estos ejes geográficos existe lo que se ha denominado «la cultura del semicírculo». En ella las pocas inversiones que se hacen en la zona benefician solamente a los habitantes a 2 Martinic, Mateo, «Una política de cooperación social y cultural entre Chile y Argentina», en Orrego Vicuña, Francisco (ed.), Chile y Argentina: nuevos enfoques para una relación cons- tructiva , Santiago, Pehuén, 1989, p. 98. 3 Remiro Brotons, Antonio, Derecho Internacional, Mac Graw Hill, Madrid, 1997, p. 563.

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