Nuestros vecinos
El proceso de integración cultural entre Chile y Bolivia... 261 En las páginas siguientes, ofrecemos el análisis de estas ideas y los argumentos que sostenemos esenciales para trabajar las relaciones entre Chile y Bolivia, en el entendido que partimos de la base que es necesario avanzar en planos simultáneos ad portas del bicentenario. Una lectura contemporánea desde Chile del tema vecinal chileno boliviano El acercamiento de los países en términos globales y la imposición de un modelo económico que no siempre es del agrado de todos, trae consigo signos positivos y negativos en el nuevo escenario de las relaciones internacionales. En ese marco, de estructuras posteriores a la Guerra Fría, los procesos de integración experimentan una evolución veloz por los desafíos de la globalización, limitados por la historia, el imaginario y movimientos reaccionarios entre estados y/o en los mismos esta- dos. De esta dinámica, tenemos en esta lectura que presentamos un solo anteceden- te en América Latina, cual es el caso de Colombia, quien conjuntamente con Vene- zuela ha dado muestras de un incansable trabajo por la paz y la hermandad. (Ramírez y Calderón, 1999 y 2003). Este derrotero sin embargo, carece de una lectura en profundidad en el conti- nente. Tras décadas de debate ideológico en el espacio de procesos de integración circunscritos a los modelos europeos, la integración latinoamericana ha concluido en foros conjuntos, donde la presencia de terceros países es permanente e inobjetable desde un punto de vista práctico, tanto por razones financieras como por los condicionamientos externos de la región. Por ello, es que los procesos de integración a inicios del siglo XXI resultan aún más complejos en democracia. A este elemento definitorio de un nuevo esquema de trabajo internacional hay que sumar la acción participativa de la sociedad civil, en espacios desvinculados tradicionalmente por la ausencia de políticas de estado que lleven a cabo la definida y tenaz búsqueda de algo más que regiones vinculadas económicamente, y que por lo común aparecen con interferencias o distorsiones. Las estructuras de pensamiento mutuas y las vías alternativas al diálogo estatal, transitan por lo que denominamos la integración cultural, esto es un cambio de mentalidad que observa los procesos de integración desde una perspectiva de largo plazo y que se nutre desde las bases de los intereses de la sociedad y no sólo de los estados. Al respecto, suele soslayarse que todos los procesos de integración consi- deran acercamientos culturales previos o al menos su puesta de relieve en el plano de la discusión política. Ocurrió entre Alemania y Francia en los años de Jean Monet, aconteció tras el Tratado de Maastrich y es la tarea en el Mercosur o la Unión Andina. Por ello, nos permitiremos hacer algunas consideraciones previas en torno a los procesos de integración, para luego efectuar un examen a las políticas exteriores de ambos paí–ses, tras lo que describiremos el actual estado de la integración cultural y sus posibles proyecciones en el marco existente. Esto por cuanto para remontar un proceso de acercamiento con Bolivia, deben, al menos considerarse dos temas en forma prioritaria: el acento que Chile le conferirá a los procesos de integración
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