Nuestros vecinos
Raúl Bernal Meza 24 así como en el pasado lo estuvo del Brasil, que de los «intereses argentinos» (poca convergencia política dentro el Mercosur; diferencias respecto del regionalismo hemisférico; el tema de la representación sudamericana en el Consejo de Seguridad de la ONU , con Chile dando su apoyo a Brasil y desechando la tesis argentina de la rotación, etc.). Por último, que hay una creciente soberbia, surgida como consecuencia de los logros en el crecimiento económico, que se expresa también en el trato que se le confiere a los argentinos en sus desplazamientos a Chile o a través de su territorio. Particularmente se toma en cuenta un supuesto escaso interés de las autoridades chilenas por mejorar los servicios de migraciones, aduanas, agrícola-ganadero, que hacen lento y odioso el tránsito por el único corredor terrestre que une las regiones demográficas y económicas más importantes de ambos países: el sistema Cristo Redentor. No se comprende por qué el mismo trámite demora entre cinco y siete veces más del lado chileno de la frontera que del lado argentino 9 . Al mismo tiempo, que las autoridades chilenas incorporan normativas que generan problemas al trans- porte de cargas y no contribuyen a facilitar la fluidez del mismo 10 , cuando el comer- cio chileno con los países del Mercosur, que representa un quinto del total, tiene como casi excluyente ruta terrestre el paso por «Los Libertadores». Este mismo tipo de reclamos se escucha también en la zona del estrecho de Magallanes, en la comunicación entre las provincias argentinas de Santa Cruz y Tierra del Fuego. Los fueguinos optan por la vía aérea para evitar las dificultades, pero ello –al tiempo que encarece mucho el cruce- queda restringido a quienes tienen los recursos para pagar su costo. He aquí una apretada síntesis de las percepciones dominantes en la sociedad argentina actual sobre Chile y las relaciones bilaterales. Es evidente que un esfuerzo por modificar positivamente preconceptos y percepciones negativas no es una tarea fácil ni de frutos en el corto plazo; para ello se requiere fomentar una imagen con acciones concretas y proyectadas en el tiempo. Pero esto sería imposible sin que mediaran cambios en el mismo sentido a través de mensajes de las fuentes que proveen imágenes, como el gobierno, la prensa, la cultura y la educación, razón que nos lleva a encontrar el origen de esas distorsiones y preconceptos 11 . 9 Para darse una idea, el trámite habitual, para el mismo número de vehículos de transporte de pasajeros, por ejemplo de una fila de cuatro, suele demorar entre media y una hora del lado argentino y entre dos y media y tres horas en el lado chileno. Por otra parte, a pesar de las declaraciones oficiales de ambos gobiernos y las manifestaciones de voluntad para hacer más expedita esa importante vía de transporte, los ciudadanos de ambos países son rehenes de las prácticas y conflictos que se dan entre las agencias y organismos de los dos países. El tránsito por sistema Cristo Redentor, con toda la tecnología incorporada, demora en el lado chileno hoy más que hace treinta años. 10 De manera esporádica la Ruta Panamericana, que cruza dicho corredor, es cortada por las reclamaciones de transportistas de carga argentinos en contra de autoridades aduaneras chi- lenas. La más reciente de éstas ocurrió el viernes 6 de enero del corriente año, cuando camio- neros a los que les fue impedido el ingreso a Chile con acoplados que tuvieran patentes distintas a las del camión de arrastre, retornaron a Argentina y procedieron a cortar la ruta. El transporte, incluyendo el turístico que debía dirigirse a las playas chilenas, sólo recuperó su normalidad al día siguiente, cuando Aduanas de Chile levantó temporalmente la medida. 11 Vale la pena destacar que algunos esfuerzos, desde el lado argentino, se han realizado en los últimos años; cfr. Di Tella, Torcuato S. (comp.), (1997), Argentina-Chile. ¿Desarrollos parale-
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