Nuestros vecinos

Dos siglos de relaciones chileno-bolivianas 231 siempre ha existido una adecuada planificación ni evaluación de las alternativas que se abren o podrían abrirse. Podría pensarse que pese a la buena voluntad de sucesivos gobiernos chilenos, existen elementos para presumir que no ha habido una verdadera «Política de Estado» frente al tema. Lo anterior lleva a sostener que así como Bolivia no sabe lo que quiere, Chile tampoco ha podido determinar a lo largo de los años hasta donde podría llegar en materia de concesiones. ¿Qué se puede hacer con Bolivia en el siglo xxi? Está claro que es importante para Chile tener buenas relaciones con Bolivia y con sus demás vecinos. Entre otras cosas, el anhelo chileno de ser plataforma de entrada del Asia Pacífico a nuestro continente exige superar los problemas con Bolivia. No es fácil esperar unanimidad en el tratamiento del tema pero cabría aspirar a un razonable nivel de coincidencia. El elemento fundamental en cualquier contacto debería ser, además, que los países actúen con gran realismo. Hay pasos que tal vez se pudieron dar en 1910, en 1950 o en 1975, pero que en el año 2006 ya aparecen, a la luz de las experiencias vividas, absolutamente cerrados. Un elemento adicional que dificulta un acuerdo realista y razonable es que la cam- paña de odio hacia Chile que han desarrollado sucesivos gobiernos bolivianos está destinada, de una u otra manera, a volverse en su contra. En efecto, el pueblo boliviano naturalmente reaccionará siempre con desconfianza ante cualquier paso que se de con Chile. Si se ha inculcado a un pueblo por generaciones que no hay que confiar en Chile y se ha afirmado que Chile siempre ha actuado de mala fe y siempre ha engañado a Bolivia, ¿ podrá el boliviano medio ver con simpatía un eventual acuerdo, aunque en ese momento su Gobierno lo trate de convencer de que es positivo? ¿Cómo se puede encontrar una solución realista? Pareciera que el tema puede ser dividido para ser analizado con mayor detenimiento. A lo largo de los años se han utilizado las expresiones «acceso útil» y «acceso útil y soberano». Pareciera que si examinamos el tema con realismo es absolutamente impensable la posibilidad de que Bolivia logre un acceso útil y soberano al mar al sur de Arica. Al norte de Arica, las negociaciones han producido acercamientos pero llega un momento en que el tema escapa del control de Chile y Bolivia y corresponde que el Perú emita el pronunciamiento, de acuerdo al Protocolo Complementario del Tra- tado de 1929. Ello agrega un elemento ajeno a Chile y Bolivia cuya evolución es difícil de prever porque, sea cual sea la disposición del gobierno peruano de turno, hay en ese país sectores que se opondrían a brazo partido a una fórmula de ese tipo. Las actuales pretensiones peruanas sobre el límite marítimo con Chile agregan un nuevo elemento que prácticamente imposibilita el tratamiento de esta alternativa. Por otra parte, es muy probable que si Bolivia logra tener un corredor al norte de Arica, alcance su sueño de tener un acceso soberano al mar. Sin embargo cabe preguntarse si ese acceso será «útil». Presumiblemente un corredor boliviano al norte de Arica haría necesario entrar en una negociación adicional sobre el acceso

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