Nuestros vecinos
Política exterior regional y las relaciones con Argentina 21 nacionalista que sus predecesores asocia un considerable respaldo y poder internos, junto a un relativo desinterés por las relaciones internacionales y la política exte- rior de su país- merecen un análisis más profundo y una revisión de la política seguida hasta ahora. Este escenario obliga a Chile a evaluar con pragmatismo la diversidad de enfoques que sus vecinos desean dar a sus relaciones bilaterales con Chile pero, al mismo tiempo, le permite establecer líneas de acción que sean favora- bles a sus objetivos de paz, estabilidad, seguridad y cooperación subregionales. En este contexto, las relaciones con Argentina, el vecino con el cual se mantienen –comparativamente– los mejores vínculos, resultan fundamentales. Como desarro- llaremos a continuación, la importancia de este vecino es, simplemente, esencial para el presente y el futuro de Chile; una cuestión que tal vez no siempre ha estado presen- te en la lectura de los formuladores de nuestra política exterior; importancia que nace de la geografía –que no puede restringirse sólo a la frontera, sino al uso de recursos naturales compartidos, la proyección antártica, etc.– de las migraciones, la economía y, de manera particular, del contexto geopolítico en el cual se encuentran inmersos ambos países, compartiendo el espacio del cono sur americano. Al mismo tiempo, Argentina es uno de los países más importantes del Mercosur y, junto a los restantes socios, «son lejos el destino principal de los productos chilenos» 2 . Al menos cinco elementos –tres económicos y dos políticos– deberían consi- derarse claves para señalar la importancia de este vecino para Chile. De los prime- ros, 1) el creciente comercio bilateral, que ronda los 6.000 millones de dólares anuales, con un déficit permanente para Chile; un comercio que hace de la Argen- tina el principal proveedor de la importaciones chilenas; 2) el volumen de la inver- sión externa chilena en ese país, que supera los 15 mil millones de dólares y la presencia allí de decenas de empresas chilenas; 3) las necesidades energéticas del crecimiento económico chileno, frente a las cuales la Argentina sigue siendo el so- cio potencial más seguro y confiable, evaluación que se basa en la existencia y propuestas de interconexiones gasíferas, petrolíferas y eléctricas; de los segundos, 4) las complejas relaciones de Chile con Perú y Bolivia; países con los cuales Argen- tina ha mantenido históricos vínculos de cooperación, en distintas agendas y que ejerce sobre ellos una no despreciable influencia política; 5) los riesgos de un even- tual aislamiento subregional, motivado por razones de índole diversa, pero que por las condiciones de la geografía y la política regionales debe hacer meditar entre las expectativas de un país «abierto al mar» y de un país «arrinconado contra el mar». En nuestro entorno vecinal inmediato, la presencia política argentina tiene dis- tintas manifestaciones. Baste recordar que entre uno y dos millones de ciudadanos de origen boliviano viven en Argentina 3 , donde residen también cerca de medio millón de ciudadanos de origen peruano 4 . Si bien los vínculos argentino-peruanos 2 Según reconoció Carlos Furche, director general de Relaciones Económicas Internacionales, cfr. El Mercurio Online (Emol), 4 de enero de 2006. 3 No hay datos estadísticos sólidos al respecto. La cifra se calcula considerando los migrantes legales y una estimación sobre la migración no registrada, que se supone considerablemente mayor. La importancia de la cifra hace que el tema sea uno de los elementos que con seguri- dad incluirá el gobierno argentino en la agenda de las futuras negociaciones sobre el precio y la provisión del gas boliviano al vecino país. 4 Es el mismo caso anterior, aunque otras estimaciones sitúan la población peruana en Argen- tina entre quinientos mil y un millón.
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