Nuestros vecinos

Dos siglos de relaciones chileno-bolivianas 215 toda clase de intereses y conexiones. Por desgracia, las relaciones diplomáticas aún no se reanudan. Nuestros esfuerzos perseverantes, cuyos testimonios la opinión pública chilena e internacional conoce, son demostración de buena fe y activo interés. En la página 242, en la parte no leída ante el Congreso y vinculada con el que- hacer de la Cancillería chilena, se intercalaban las siguientes expresiones: Preocupación del gobierno ha sido la forma en que encontramos nuestras rela- ciones con Bolivia. Por ello se han sostenido numerosas conversaciones con los sucesivos Cancilleres de Bolivia, así como con otras prominentes personalidades de ese país. En todas ellas se hizo presente, dentro de un espíritu franco y constructivo, el propósito de buscar la manera de restablecer relaciones diplomáticas. Durante la administración Allende, hubo contactos con Bolivia mientras go- bernaba en ese país el General Juan José Torres. Hubo diálogos que incluyeron una visita a La Paz del senador Volodia Teitelboim conversaciones entre el Cónsul boli- viano en Chile, Franz Ruck, con el Jefe de Gabinete del Ministro Clodomiro Almeyda, Ramón Huidobro, Walter Montenegro, en su obra tantas veces citada, afirma que para romper el hielo de la falta de relaciones diplomáticas, se ideó el procedimiento de que, con motivo de una visita a Arica, el Presidente Allende haría desde allí una llamada telefónica de cortesía al Presidente Torres, llamada que sería seguida de otros con- tactos. Montenegro agregaba que «lamentablemente, el Presidente Juan José To- rres fue derrocado uno o dos días antes de la fecha señalada para el llamado telefó- nico. Otro dramático ejemplo del efecto de la inestabilidad política interna sobre nuestras relaciones y gestiones internacionales». Agregaba Montenegro el siguiente comentario: «Hasta se dice que ya se tenía pensado un primer embajador chileno en Bolivia: Pablo Neruda». Esta versión la recoge también Guillermo Gutiérrez Vea-Murguía en su obra Negociaciones Di- plomáticas con Chile (1975). Asumía el poder, y se mantendría siete años en el Palacio Quemado, el General Hugo Banzer, quien debería escribir en el futuro páginas importantes en la historia de las relaciones bilaterales. Sus primeros meses en el poder resultaron complicados en la relación con Chile por reacciones bolivianas primero frente a opiniones que habría vertido Salvador Allende sobre la caída de Juan José Torres y después por las actividades que supuestamente desarrollaban en Chile exiliados políticos bolivia- nos. El Gobierno de La Paz metía en el mismo saco a La Habana, Santiago y Mos- cú, como eventuales promotores de desestabilización de la administración Banzer. 11 de septiembre de 1973 El gobierno militar chileno sostuvo sucesivos diálogos con Bolivia. Como antecedente, y como expresión de buena voluntad chilena, cabe señalar que Chile participó –representado por el Canciller Patricio Carvajal– en las conver- saciones que habían conducido a la Declaración de Ayacucho, de diciembre de 1974. En dicho documento se había expresado, entre otras cosas, lo siguiente: «Al

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=