Nuestros vecinos
Dos siglos de relaciones chileno-bolivianas 207 La Asamblea podrá, en cualquier tiempo, invitar a los Miembros de la Socie- dad a que procedan a nuevo examen de los tratados que hayan dejado de ser aplicables, así como de las situaciones cuyo mantenimiento pudiera poner en pe- ligro la paz del mundo. Chile, en nota de 26 de noviembre de 1920, rechazó el planteamiento de Bolivia y subrayó que ese país «renunció libre y espontáneamente en 1904 al territorio que mediaba entre nuestra primitiva frontera norte y la provincia de Tarapacá». Bolivia cometió errores de forma y de fondo en su presentación. En definitiva, se solicitó la opinión de expertos, la que fue desfavorable a los planteamientos del gobierno de La Paz. Agustín Edwards, al comentar este informe puso énfasis en que «Bolivia puede buscar satisfacción en negociaciones directas libremente consentidas, Chile no le ha cerrado jamás esa puerta a Bolivia, y estoy en situación de declarar que nada nos sería más agradable que contemplar directamente con ella los mejores medios para ayudar a su desarrollo». Al mismo tiempo, expresó que la delegación de Chile se congratulaba de que se hubiera evitado sentar un precedente que podría haber sido funesto para la organización. El arbitraje chileno-peruano sobre Tacna y Arica A comienzos del año 1922 los gobiernos de Chile y el Perú recibieron una invi- tación del gobierno de los Estados Unidos –en ejercicio de buenos oficios bienveni- dos por las Partes– para reunirse en Washington con el propósito de buscar un procedimiento que permitiera facilitar un entendimiento en relación con el ya largo debate relativo al cumplimiento del artículo III del Tratado de Ancón. Se iniciaron algunos meses después conversaciones que culminaron con el arbi- traje –encomendado al Presidente de los Estados Unidos– relativo a la posibilidad o imposibilidad de efectuar el plebiscito previsto en el Tratado de 1883 para deter- minar el destino definitivo de Tacna y Arica. Esta iniciativa del gobierno de los Estados Unidos dio lugar a numerosas gestio- nes del Gobierno de Bolivia, efectuadas ante el Departamento de Estado norteame- ricano con miras a obtener que el gobierno de La Paz fuera invitado también a tomar parte en las conversaciones de Washington, iniciativa que fue rechazada. La proposición Kellogg Otro hito importante lo encontramos en la llamada «Proposición Kellogg». Con posterioridad al fallo de EE.UU. sobre Tacna y Arica, en 1926, el Secretario de Estado norteamericano Sr. William Kellogg –mostrando cierta fatiga de su Go- bierno ante los años transcurridos sin poder cooperar a que se lograra un entendi- miento sobre el cumplimiento de las obligaciones del artículo III del Tratado de Ancón– presentó una proposición oficializada mediante Memorandum de 30 de noviembre, entregado a las Cancillerías de Chile y el Perú, y también a Bolivia, sugiriendo que «las Repúblicas de Chile y del Perú» se comprometieran «libre y
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