Nuestros vecinos

Dos siglos de relaciones chileno-bolivianas 201 enfatizan que la vocación pacifista del Presidente Pinto no fue suficiente para con- trolar una situación en que el Perú y Bolivia habían abierto las esclusas de un to- rrente que más tarde arrastraría a sus pueblos a lamentables situaciones. Bolivia sólo participó en el conflicto hasta mayo de 1880, o sea, hasta la batalla de Alto de la Alianza (Tacna). Después la guerra siguió sólo entre Chile y Perú. Juicios más severos emite Jorge Basadre en su «Historia de la República del Perú» para referirse a la participación boliviana en la guerra, al hablar crudamente de un «aliado inútil». Negociaciones encaminadas a poner fin a la guerra Hubo numerosos intentos de terceros países encaminados a interponer sus bue- nos oficios para acercar a los beligerantes. Estados Unidos fue el que obtuvo mayo- res resultados, logrando en dos oportunidades –1880 y 1882– sentar en una mesa de negociaciones a Chile con Perú y Bolivia, en la primera ocasión, (en el barco norteamericano «Lackawanna) y solamente con Perú en la segunda, ya que Bolivia había dejado de participar en la guerra después de la batalla del Alto de la Alianza. Los aliados procuraron que Chile abandonara los territorios ocupados y que se recurriera a una solución arbitral para las diferencias que existían. Chile rechazó e insistió en que no renunciaría a los territorios ubicados al sur de la Quebrada de Camarones, lo que significaba que en las dos ocasiones se manifestaba dispuesto a dejar el puerto de Arica en manos del Perú. Triunfo militar de Chile. Paz con Perú y tregua con Bolivia Lima fue ocupada y siguieron las escaramuzas en la llamada campaña de la Sierra. Se vivieron meses muy complicados y no fue fácil la negociación encaminada a poner fin de derecho al conflicto. No he encontrado antecedentes históricos sobre la even- tual coordinación que podría haber existido en esa etapa entre Perú y Bolivia. Chile y Perú negociaron directamente, sin participación boliviana, y la paz pudo restablecerse en 1883, con la firma del llamado Tratado de Ancón. Bolivia había sostenido que la guerra debía terminar a través de pactos de tregua que suscribie- ran los aliados con Chile, en negociaciones conjuntas o coordinadas. Aparece claro que el Perú no participó de tales puntos de vista y es así como en el Tratado de Ancón se hace abstracción de cualquier derecho que pudiera haber tenido Bolivia en el sector ubicado al sur del río Loa y sólo se menciona a esa República en relación con el límite oriental de la provincia de Tarapacá. Parece más que claro que dicho tratado constituyó un factor determinante en relación con el futuro de Bolivia. La suerte de Tacna y Arica quedaba entregada a un plebiscito que debería efec- tuarse dentro de los próximos diez años. Bolivia sólo aceptó suscribir un pacto de tregua en 1884. el 4 de abril de 1884. En dicho acuerdo se estipulaba que «la República de Chile, durante la vigencia de esta tregua, continuará gobernando, con sujeción al régimen político y administra-

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=