Nuestros vecinos
Gustavo Fernández Saavedra 170 Es evidente que Perú tiene intereses en la zona. Por eso, no cabe ninguna duda que la negociación de un arreglo definitivo de los problemas heredados de la Gue- rra de 1879, debe considerarlos apropiadamente. No tiene sentido colocar a ese país en el dilema de responder sí o no a un eventual acuerdo boliviano-chileno. No tiene base ética. Es discutible desde el punto de vista jurídico, pero, ante todo, ya demostró que no funciona. Arica es el punto nodal de la solución del conflicto histórico entre Chile, Perú y Bolivia. Allí confluyen historia, sentimiento e intereses. La agenda de la negociación incluye, por lo menos, los siguientes temas: • extensión y características del corredor y la playa en el mar que se transferi- rían a Bolivia para una conexión territorial soberana con el Océano Pacífico, • pautas para definir los límites marítimos de Bolivia con Chile y Perú, • estatuto del Puerto de Arica, • preservación de los vínculos históricos de Arica, Tacna y el nuevo territorio boliviano, • desmilitarización de la zona y régimen de seguridad, • compensaciones, no territoriales. • régimen aduanero y de libre tránsito entre los tres países, • régimen de acceso y uso del aeropuerto de Chacalluta y de los servicios dispo- nibles en la zona. El tratamiento de esa agenda llevará tiempo, por su complejidad técnica y jurí- dica. Pero el sólo dato de su comienzo cambiará el curso de la historia. Para eso se requiere la expresión formal de la determinación de Chile de ceder el corredor en su territorio, de la disposición del Perú para aceptar la cesión, en térmi- nos que consideren sus propios intereses y, por cierto, la decisión de Bolivia de resolver por esta vía su demanda histórica, de manera definitiva. Chile encontrará seguridad, paz y, ahora sí, amistad. Perú afirmará los vínculos históricos entre Arica y Tacna y su presencia en el puerto de Arica. Bolivia volverá al mar. Y, de esa manera, se habrá cerrado, por fin, la Guerra del Pacífico. El marco de integración y cooperación El proyecto trinacional La solución política que ha sido descrita en párrafos precedentes debe comple- mentarse con un acuerdo de coooperación trinacional. Sus elementos principales fueron puestos a consideración del Gobierno de Chile 14 al comenzar el año 2000. Se trata de un programa de desarrollo trinacional, que incluye el Norte de Chile, el Sur 14 El planteamiento se consultó también con el Perú, que adelantó su interés (Pérez de Cuéllar, Trazegnies). En Chile, personalidades políticas como Gabriel Valdés, Sergio Bitar, Ricardo Lagos, expresaron su apoyo. La Cancillería chilena (Heraldo Muñoz), sin embargo, tenía reservas y reafirmó la tesis que toda conversación con Bolivia debía ser bilateral.
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