Nuestros vecinos
Una mirada a las relaciones Bolivia-Chile-Perú 167 marcha mecanismos trinacionales de integración y cooperación económica, co- mercial, cultural y política que, a su vez, mejoren el ambiente de confianza para la negociación política. Es una acción que se debe desarrollar en etapas, en las que negociación política y cooperación económica se complementen y refuercen recí- procamente. Hay que encontrar la manera de alcanzar un entendimiento que atienda los intereses de los tres países que heredaron las consecuencias de la guerra del Pacífi- co. Y todos deben ganar del arreglo. No se trata que Chile y Perú se reúnan para atender la demanda boliviana –o la «aspiración», como suelen llamarla, con un cierto toque peyorativo–. No. Es un tema que interesa a todos. Está en juego de manera más directa el desarrollo de las regiones colindantes de los tres países y, en una dimensión mayor, la de las tres naciones. Sus consecuencias –positivas o nega- tivas– afectan a toda la región. No es ninguna exageración afirmar que sus rever- beraciones también llegan a la comunidad internacional. La solución política El centro de esa negociación es Arica y el antecedente que hay que retomar es el de la negociación de Charaña, enriquecida con las experiencias positivas y negati- vas de las conversaciones posteriores. En esta ciudad de la frontera, base militar, depositaria de la memoria de Perú, Bolivia y Chile, puerto en el desierto, se cruzan los intereses en conflicto de los tres protagonistas de la guerra del Pacífico. En el extremo norte de esa larga franja de tierra que es Chile, a tres horas de vuelo de Santiago, desconectado de Tacna, nunca encontró medio de vida propio. Ensayó sin éxito programas de industrialización, zonas francas, planes turísticos. No se exagera en absoluto si se dice que su existen- cia depende del puerto y la administración del comercio con Bolivia. Es todavía el puerto más importante del comercio exterior boliviano en el Pacífico, por delante de Matarani (en el Perú), Antofagasta e Iquique, en ese orden, pero ya detrás de Puerto Aguirre, del otro lado del país, en la Hidrovía de la Cuenca del Plata. Gustavo Medeiros resume su pensamiento y el de muchos bolivianos en pocas palabras: «Arica, he ahí el verdadero problema de reintegración marítima» 8 . Bolivia buscó Arica desde siempre. En la fase formativa del estado nacional, trató de reconstruir la unidad del macizo andino, al que alude Jaime Mendoza, que incluye los territorios altiplánicos y los flancos y vertientes de los ramales andinos (entre los que se encontraban los de la costa de Moquegua y Arica). Fallaron los intentos de los diputados de la Asamblea Constituyente 9 , los de Ballivián, los de Linares. El Tratado por el que el Perú cedía la lonja de costas que corrían entre los 8 Gustavo Medeiros Q., «Jaime Mendoza y la política internacional de Bolivia», en Raíces de la doctrina internacional de Bolivia , pág. 45 y siguientes. 9 «Sus esfuerzos, valimiento y poderoso influjo con el Bajo Perú, para que la línea divisoria de uno y otro Estado se fije de modo que, tirándola del Desaguadero a la Costa, Arica venga a quedar en el territorio de esta República, que harás las indemnizaciones necesarias», Jorge Gumucio Granier, Charaña, pág. 70.
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