Nuestros vecinos
Gustavo Fernández Saavedra 162 Croacia, para poner fín a la guerra de la ex Yugoslavia, puso en evidencia la enor- me trascendencia de la salida soberana al mar. La República de Bosnia prefirió el martirio de una guerra sin esperanza antes que aceptar las condiciones que le impo- nían Croacia y Serbia, para limitar su acceso al Adriático. En el caso específico de Bolivia, el despojo del litoral marítimo ocasionó las siguientes consecuencias: • La pérdida de la cualidad marítima, es decir, de la condición de país ribereño del Océano Pacífico. • La pérdida de gravitación política, económica, cultural, de Bolivia en el mar, que impidió –impide– que Bolivia cumpla el papel de país de articulación, de equilibrio y de vinculación entre varias cuencas, afecta el equilibrio regional y crea inestabilidad en esta parte del continente. • La pérdida de recursos naturales (salitre, azufre, cobre) y de los recursos pesqueros del mar territorial. • La pérdida del acceso a las rutas marítimas y la desarticulación del sistema de transportes y comunicaciones con el mar, que colocaron al país en dependencia de los planes de las naciones costeras. • La deformación de la pauta de desarrollo económico, que condujo a una eco- nomía de autosustento, con escasa apertura a las corrientes mundiales de capital y tecnología. • La aplicación de una política exterior pendular, dependiente de la conducta y objetivos nacionales de otras potencias regionales. En términos operativos concretos, relacionados con el comercio exterior, la si- tuación de mediterraneidad implica falta de control de la operación portuaria; trans- ferencia de recursos a países ribereños, por pago de servicios; falta de control de la variable de comunicación externa, para definir la orientación de la estructura pro- ductiva nacional; dependencia de los fletes monopólicos de las conferencias maríti- mas, en ausencia de flota naviera y, finalmente, pérdidas por robo y maltrato de la carga en tránsito. En dos palabras, Bolivia necesita acceso soberano al mar. La recuperación de la cualidad marítima y el acceso a las rutas marítimas, a través de un territorio en el que ejerza jurisdicción y soberanía plenas, es una con- dición esencial de la existencia del Estado boliviano y del cumplimiento de su rol continental, de punto de equilibrio y convergencia. Ese es el problema que se heredó del pasado. Bolivia perdió acceso soberano al mar, como consecuencia de la Guerra del Pacífico. Y no acepta la condición de país mediterráneo. Porque no lo fue. No la aceptó en los 126 años que han transcurrido desde la ocupación chilena de la costa boliviana del Pacífico. Se puede decir que existen actos jurídicos que ponen en tela de juicio esa afirmación, como el propio Tratado de Paz y Amistad de 1904, que Bolivia no ha denunciado. Pero éste no es un alegato jurídico. Se refiere a algo más profundo. Al sentimiento nacional. A una actitud que no ha perdido fuerza. Que la ha ganado y que la seguirá ganando, con el transcurso del tiempo.
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