Generación de Diálogo Chile-Perú / Perú-Chile: documento 6: rol de los medios de comunicación
Generación de Diálogo Chile-Perú / Perú-Chile | 15 1942— volvió a tensar las relaciones bilaterales. Cuando dicho tráfico ilegal fue demostrado en 2005 se desató un ácido intercambio desde las columnas de la prensa. 4 Otro tanto había ocurrido en 1999 cuando, tras la insistencia peruana para que se cumplieran los asuntos pendientes relativos al Artículo V del Tratado de 1929, se suscribió el Acta de Ejecución respectiva. 5 Más adelante, la política de las ―cuerdas separadas‖, alentada por el presidente Alan García en su segundo gobierno (2006-2011) y aceptada por la presidenta Michelle Bachelet, instaló una lógica interesante aunque paradojal al tratar de encapsular los problemas jurídicos pendientes, en especial, el diferendo marítimo que Chile prefirió no negociar bilateralmente en 1986, para privilegiar el intercambio económico y comercial. La ficción inspirada en el pragmatismo no impidió que, en enero de 2008, el Perú presentara, tal como había advertido cuatro años antes a Chile, su demanda marítima ante la Corte Internacional de Justicia; pero es gracias a ello que se han logrado marcas de intercambio muy importantes como inversiones privadas directas chilenas en el Perú calculadas oficialmente a fines de 2012 en unos 12 mil millones de dólares, e inversiones igualmente directas peruanas en Chile estimadas en unos 8 mil millones de dólares. Además, se ha perfilado una política común de proyección comercial hemisférica bajo la premisa de crear un ―Arco del Pacífico‖. 6 Con estos antecedentes tan sucintamente reseñados llegamos al caso específico del contencioso sobre la Delimitación Marítima que todavía está en su etapa semifinal 4 Un detonante de la polémica mediática fueron las declaraciones del entonces candidato presidencial Ollanta Humala, quien dijo ante la prensa internacional el 14 de abril de 2011: ―Nosotros le hemos señalado al presidente de Chile que una actitud correcta, para dar un buen mensaje, para acelerar el mejoramiento de las relaciones bilaterales, es que Chile le dé las satisfacciones a Perú con respecto al espionaje. Asimismo por ―el tema de la venta de armas al Ecuador, en pleno conflicto del Cenepa siendo Chile un garante, eso hemos señalado‖. 5 La revista peruana Caretas, 11 de Enero, 1996 - N° 1396, resumió la situación en estos términos: ―El otro frente que inusitadamente abrió la Cancillería peruana ha sido la contrapropuesta a Chile para allanar los "pendientes históricos" del Tratado de 1929. En lo que constituye una virtual rectificación, el Perú ha desechado las llamadas Convenciones de Lima suscritas en mayo de 1993 por los entonces cancilleres Enrique Silva Cimma de Chile y Oscar de la Puente Raygada. Estos documentos no han sido ratificados por los respectivos Parlamentos y, por lo mismo, dejan de tener vigencia. Indirectamente, Torre Tagle hace que las negociaciones se ciñan al Tratado de 1929 que, en lo fundamental, garantizaban derechos irrenunciables para el Perú que no pueden ser cambiados por otras convenciones, tanto por razones históricas y jurídicas cuanto porque hacerlo representaría sentar un precedente del cual puede valerse Ecuador con respecto al Protocolo de Río. La reacción de Chile ante la contrapropuesta permite suponer que la rechazará. Y éste es un riesgo calculado por Torre Tagle‖. 6 Al respecto el diario chileno La Tercera, en su edición del 2 de diciembre de 2012, reaccionaba con malestar sosteniendo en su columna editorial que ―El desenlace del caso colombiano-nicaragüense cuestiona la aproximación exclusivamente jurídica que había recibido la demanda peruana por parte de Chile en los últimos años. Esta ha tenido su expresión más clara en la política de las ―cuerdas separadas‖, que pretendió encapsular la demanda marítima para permitir un desarrollo ―normal‖ de los vínculos entre Chile y Perú. La idea de aislar un hecho tan relevante como la presentación de una demanda que pone en duda la soberanía chilena sobre parte de su territorio choca con la realidad (lo prueban los constantes roces bilaterales generados en torno al tema) y puede resultar dañina para los intereses nacionales, como parecen advertir hoy nuestras autoridades. La necesidad de hacer ver el malestar chileno con lo que la administración pasada denominó acertadamente el ―gesto inamistoso‖ de la demanda peruana no sólo debía ir dirigida a Lima, sino también constituye un mensaje para La Haya. Es importante que sus jueces comprendan que para Chile éste es un asunto crucial y que la posibilidad de un fallo que no se ajuste a derecho importaría elevados costos y una señal de inseguridad para el resto de la comunidad internacional‖.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=