Generación de diálogo Chile-Perú / Perú-Chile: documento 2 : aspectos históricos
Generación de Diálogo Chile-Perú / Perú-Chile | 79 acumularon en las relaciones bilaterales y esto se arrastraría a lo largo de la década del 2000. Justo en un momento en que el Perú recogía los frutos de una política económica más racional desde los años noventa, y comenzaría una etapa que para una parte del país era la superación del estancamiento. En muchos sentidos es un momento de “optimismo histórico”. Mi rado desde Santiago, era como si desde una hondura subjetiva surgieran constantemente actitudes de desconfianza que se focalizaba muchas veces en los programas de renovación de armamentos de las Fuerzas Armadas chilena, y ocasionalmente en las inversiones chilenas en Perú. Chile sostiene que por décadas sus fuerzas armadas estuvieron estancadas y en condiciones de inferioridad en relación al cono sur. Sólo se ha restablecido una disuasión mínima, y de plantear que toda reducción de armamento en la región debe comprometer de manera proporcional a una parte importante de los países del cono sur. Al final del gobierno de Toledo en el 2006 las relaciones habían tenido un enfriamiento marcado. En las elecciones del año 2006 como se dijo, el lenguaje nacionalista de Ollanta Humala, que obtuvo una alta votación, tenía frecuentemente un acento de crítica explícita a Chile como una amenaza. Esto fue aventado por el triunfo de Alan García, provisto de ideas y actitudes muy distintas a las que lo caracterizaron en los años ochenta. En sus comienzos pareció renovar una actitud de confianza hacia Chile. Aunque planteaba constantemente que la meta era sobrepasar a Chile y ser vanguardia del desarrollo económico, era evidente que con este ejemplo se refería a una competencia pacífica y colaborativa, y al mismo tiempo canalizaba el nacionalismo crítico de Chile por una ruta pacífica. Por otro lado, continuas declaraciones suyas, más dirigidas al público interno que al chileno, contribuyeron a un clima algo enrarecido, junto a una estrategia de amplia colaboración y paralelismo de proyectos en el área del Pacífico. Se llevó a hablar de un eje entre ambos países y algunos más, como contrapartida al liderazgo y polo desarrollado por Hugo Chávez en Venezuela. Con toda esta colaboración estaba jalonada de actitudes que parecían incomprensibles para Chile y que generalmente hacían referencia a una supuesta amenaza militar desde nuestro país. Por ello el resultado de los años post- Fujimori viene a ser mixto, ya que en términos regionales Perú y Chile destacan más por la convergencia de sus políticas continentales, de sus respectivos programas internos y por el incremento de su relación económica; en otro sentido los chilenos han llegado a ser conscientes de que tienen un camino difícil para el futuro. El gobierno de Michelle Bachelet había enfriado sus relaciones con las de Alan García. El gobierno de la administración de centro- derecha de Sebastián Piñera se inició apostando con fuerza a que la comunidad de intereses económicos constituía un marco que ninguno de los dos países podía desaprovechar. Con todo no son los intereses económicos definidos en un sentido estrecho los que determinan muchas veces las conductas internacionales, en especial cuando la carga de la historia es tan
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