Generación de diálogo Chile-Perú / Perú-Chile: documento 2 : aspectos históricos
Generación de Diálogo Chile-Perú / Perú-Chile | 71 Para rematar, Chile, a lo igual que en el caso de Leticia, mantuvo una posición ligeramente favorable a Perú en su conflicto con Ecuador, que llegó a una situación de enfrentamiento armado bastante grave en 1941. Se sumó como uno de los cuatro garantes del Protocolo de Río de Janeiro de enero de 1942, que dio una garantía de término del conflicto en esos momentos. Esto debe destacarse, ya que el Protocolo sería después considerado por parte de Ecuador como una imposición y, por lo tanto, mirado como ilegítimo, aunque plenamente válido de acuerdo a derecho internacional. Posteriormente en Chile muchos mirarían esta política de Santiago como errónea debido a que se había abandonado a un antiguo “aliado”, Ecuador; y esto no había traído un reconocimiento especial de parte del Perú, ni un apaciguamiento definitivo de la imagen de Chile como en un país sobre el cual hay que desconfiar en su proyección a Perú. En Santiago dominó en todo caso la consideración de que por una parte no se debía caer en un juego de alianzas dentro de América del Sur, lo que podría llevar a un callejón sin salida. Si bien ha existido y no se ha renegado de una cierta simpatía entre Chile y Ecuador, esto no debía ser obstáculo a asegurar el “respeto a los tratados” en el marco de la vigencia del derecho internacional y del statu quo territorial en el continente americano. Esta divisa chilena corresponde a la de un país que mantiene en los aspectos fronterizos y limítrofes una actitud conservadora en las relaciones internacionales en su sentido tradicional de sistema de estados. Con todo hubo unanimidad dentro de Chile en considerar que se había efectuado un gesto amistoso principalmente hacia el Perú. Por esos treinta años fue esta la imagen principal que dominó las relaciones de Chile con Perú, al menos desde la perspectiva de Santiago. Sin embargo un examen más detallado de los hechos muestra que junto a estos procesos de cooperación internacional existían como algo natural muchas grietas de desconfianza, especialmente al nivel del Estado chileno y sus diplomáticos había la tendencia a dividir a los peruanos en “anti chilenos” y “pro chilenos”. A su vez desde Lima se escuchará de manera persistente un rumor de desconfianza y hostilidad. Más fundamentalmente se da una analogía con la imagen popular en Argentina y en Chile acerca de las relaciones mutuas, lo de la “patria amputada”, de que en el proceso de paz algo se había perdido de manera injusta. Obviamente esto era mucho más fuerte en el Perú, en donde las pérdidas territoriales, la ocupación de gran parte del país y la guerra de insurgencia y contrainsurgencia que le siguió, ocuparon un espacio enorme en la autoimagen nacional. En realidad, así como en Chile la Guerra del Pacífico fue parte incluso hasta el día de hoy de una cultura cívica y patriótica, en el Perú esto es mucho más fuerte debido a que el Estado quedó desarticulado después de la guerra y en cierta manera debió refundarse. Para el caso de Chile lo he llamado precisamente “el Chile patriótico”, y es muy probable que la misma denominación sea aplicable al caso peruano. Más todavía, las derrotas en general cuando son heroicas suelen ser más definitorias de identidad que las victorias.
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