Generación de diálogo Chile-Perú / Perú-Chile: documento 2 : aspectos históricos

Generación de Diálogo Chile-Perú / Perú-Chile | 19 Así, el proceso del arbitraje condujo a las negociaciones directas entre Chile y Perú, vía el restablecimiento de las relaciones diplomáticas a nivel de embajadas en 1928. Ese esfuerzo fue coronado al año siguiente cuando se firmó el Tratado de Lima, que divide las dos provincias, Tacna para el Perú y Arica para Chile. La propuesta de división había estado en la mesa de negociación durante bastantes años y recién se reunieron fuerzas para aceptarla. 14 A continuación, se abrió un período que la historiografía peruana califica como la “opción de paz”. El razonamiento que lo preside se halla en un discurso del destacado historiador José de la Riva Agüero, quien pronunció un mensaje en la Academia Militar, enjuiciando las relaciones entre Chile, Bolivia y el Perú históricos. Buena parte de los conceptos que se presentan en este mensaje se refieren a la nueva situación abierta por el Tratado de Lima y las perspectivas futuras. Riva Agüero era un líder conservador, integrante de la antigua elite limeña y católico muy tradicional. Asimismo, historiador notable y dotado de gran capacidad de síntesis y claridad expositiva. En esa ocasión, conceptualizó el pasado en función al porvenir de las relaciones chileno-peruanas. Con ello, definió el nuevo rumbo que había de seguir la cancillería peruana en las décadas por venir. 15 De acuerdo al discurso de Riva Agüero, dos condiciones son necesarias para que fructifique la paz entre Chile y Perú. En primer lugar, desarrollar intereses comunes y concretarlos a través de instituciones conjuntas, que generen vínculos permanentes. Como se puede entender, en ese momento, después de cincuenta años de pugna, casi no existían relaciones estables a nivel de Estado, pero tampoco entre entidades de la sociedad civil. En los duros primeros veinte años del siglo XX, los únicos que mantuvieron relaciones fraternas con sus pares chilenos fueron los obreros anarcosindicalistas, que desplegaron su postura internacionalista en esas condiciones, más bien patriotas y nacionalistas. Pero, fueron los únicos y el ambiente fue de cierra puertas. Ante ese panorama, Riva Agüero pone el acento en desarrollar una actitud contraria, propensa a desarrollar los vínculos e intereses compartidos entre Chile y Perú en los terrenos económico, social y estatal. El segundo punto guarda relación con Bolivia. Según el historiador peruano, ambos países, Chile y el Perú, en determinados momentos de su historia habían apostado a subordinar a Bolivia, atrayéndola a una alianza contra el otro. Por el contrario, debían esforzarse a considerar a Bolivia como un tercero con intereses propios, renunciando a la idea de crear una alianza percibida por el otro como amenazante de su propia seguridad. En el balance, el Perú dos veces había apostado por una esquema de este 14 Una visión bastante crítica desde el punto de vista peruano se halla en el texto: YÉPEZ, Ernesto. Cómo se negoció el Tratado de 1929, para que no se repita. Lima: Didi Arteta editora, 1993. Otro trabajo importante del mismo autor es: Un plebiscito imposible: Tacna y Arica, 1925-1926. Lima: Editorial Análisis, 1999. 15 Conferencia pronunciada por José de la Riva Agüero, el 26 julio de 1932, en la Escuela Militar de Chorrillos, titulada “El problema diplomático del sur: relaciones con Bolivia y con Chile, publicada en sus obras completas: DE LA RIVA AGÜERO, José. Emancipación y República. Tomo VII . Lima, 1971, pp. 303-343.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=