Generación de diálogo Chile-Perú / Perú-Chile: documento 2 : aspectos históricos

14 | Capítulo I | De Ancón a La Haya: Relaciones diplomáticas entre Chile y el Perú Así, están definidos los elementos que eventualmente podrían llevar a una reconciliación. Fruto de su historia compartida, ambas naciones temen a la otra tanto como la valoran. Por ahora, ambos sentimientos se anulan y la suma es igual a cero, pero la desconfianza puede superarse reduciendo el temor y permitiendo que aflore la valoración. ¿Cómo lograrlo? Es un asunto complejo, pero también simple. La experiencia peruana con el Ecuador constituye el ejemplo de una reconciliación espectacular y positiva, después de haber desarrollado una contradicción más que centenaria, posiblemente de semejante alcance y profundidad que la desarrollada entre Perú y Chile. Pero, bastó una concesión histórica y un acuerdo bien negociado, para que desaparezcan la soberbia y la humillación y florezcan por el contrario sentimientos de solidaridad y hermandad, que llegaron tardíamente a los Estados, pero que siempre habían estado presentes entre los pueblos. Por ello, la decisión que chilenos y peruanos estamos esperando de La Haya puede ser una oportunidad para cerrar dignamente la última diferencia nacida de la historia y abrir las puertas a un futuro de cooperación entre sociedades y Estados. Pero, el punto de partida es la historia y comenzaremos atendiendo a la periodificación. Después de la Guerra del Pacífico, las relaciones chileno-peruanas han atravesado tres etapas. Una primera, que empieza inmediatamente después de la Guerra del Pacífico, se inicia en 1883, al firmarse la rendición peruana en Ancón y se prolonga hasta la firma del Tratado de Lima en 1929, que puso punto final a la controversia por Tacna y Arica. Este primer período fue sumamente conflictivo y su huella ha de marcar el conjunto de la relación diplomática hasta hoy. En realidad, esta primera etapa post guerra empezó en 1894, cuando se cumplieron los diez años de ocupación chilena de las llamadas “provincias cautivas” y comenzaron los reclamos peruanos para que se realice el plebiscito establecido en Ancón. En efecto, en este Tratado se incluía una cláusula, que ordenaba la realización de un plebiscito para decidir el destino final de Tacna y Arica, diez años después del intercambio de aceptaciones por los congresos. El país beneficiario de la decisión debía pagarle al otro una suma de diez millones de pesos, que aproximadamente correspondía a un presupuesto anual de la república peruana de entonces. Era bastante dinero y el Perú no tenía recursos. Por ello, durante esos años, la sociedad peruana a través de múltiples instancias y entidades promovió innumerables colectas públicas, para reunir el tesoro a ser usado en el rescate de los hermanos entregados temporalmente a Chile. 3 Debido a ello, la idea del plebiscito galvanizó el patriotismo en el Perú después de la derrota, y el sentimiento a favor de la patria perdida se hizo muy fuerte entre la población local en Tacna y Arica. Estos factores obligaron al Estado peruano a luchar 3 El famoso texto de Manuel González Prada, “Discurso del Politeama” empieza refiriéndose a los niños que quieren comprar con el oro lo que sus mayores no han sabido defender con el hierro. Véase: GONZÁLEZ PRADA, Manuel. Pájinas libres. Lima: Ediciones Nuevo Mundo, 1964.

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