La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista
88 Cecilia Dockendorff se acopla a las estructuras existentes (selección) y la comunicación comienza a presuponer constantemente la existencia de la nueva estructura para la realización de la función (reestabilización); (b) algo se diferencia (variación), no logra acoplarse a las estructuras existentes (selección) y la comunicación olvida con el tiempo la diferencia propuesta (reestabilización). En ambos casos la sociedad evoluciona, es decir, evoluciona constantemente. El argumento evolutivo permite la construcción de un concepto de cultura que puede integrarse sinérgicamente a la teoría de la evolución luhmanniana. Precisamente, la selección de variaciones que la comunicación comienza a presuponer constantemente, es decir, su reestabilización, implica que aquellas semánticas que constituyeron las selecciones reestabilizadas, mientras no surjan otras que las desplacen, siguen presuponiéndose y de ese modo limitan, o más bien orientan las sucesivas selecciones. Es aquel conjunto de selecciones que se mantienen como presupuestas lo que podemos llamar cultura, cuando describimos la semántica de la sociedad. El hecho de que dichas selecciones presupuestas limiten, más bien, se constituyan en un horizonte de orientación de expectativas y atribuciones permite, por un lado, reflejar la unidad de la sociedad y, por otro, observar una relación de recursividad entre la comunicación y la cultura. Dicha relación muestra que la cultura es, a la vez, un resultado de la comunicación y un horizonte de sentido reducido que contiene a la propia comunicación. El argumento evolutivo nos permite construir un concepto de c������ ���� �� ultura como un resultado evolutivo de la comunicación y que está, como la sociedad, constantemente evolucionando. A estas alturas debe ya quedar claro que no entendemos por cultura un medio explicativo de la variedad de conductas, perspectiva que ha sido rotulada como el “éter de las ciencias sociales” según Mascareño en este mismo libro. Él dice que si bien es cierto que la utilización del concepto lleva a presuponer la cultura en un espacio semántico, no es menos cierto que el orden emergente de la comunicación debe también presuponer el sentido. Lo que hemos llamado cuatro argumentos para adoptar la teoría de sistemas como contexto teórico para construir un concepto sistémico de cultura, parecen más que suficientes como para animarnos a emprender dicha tarea. Veamos a continuación por qué habríamos de emprenderla. 2. Por qué cultura: escuchar a la sociedad Con base en los argumentos anteriores, nos proponemos abordar desde la teoría de sistemas sociales el tema de la cultura. Nuestro propósito no se inscribe en el interés por encontrar el papel de los valores, las normas o el lugar de la integración social, como tampoco buscamos un equivalente funcional al mundo de la vida en la
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